¿“Caviares o parásitos”? … llamemos las cosas por su nombre
En lenguaje coloquial, es común utilizar metáforas – o etiquetas – para describir comportamientos, estilos de vida y formas de pensar de ciertas personas. En ese sentido, “caviar” es una etiqueta muy peruana, utilizada para identificar a aquellos personajes que viven del Estado, sin brindar ningún servicio útil en favor de la ciudadanía.
Aunque – eso sí – ¡cómo les gusta la buena vida! Por obvias razones, los “caviares” son estatistas. Si no, ¿de quién vivirían? Son de aumentar impuestos a las empresas y población civil, realizar consultorías y asesorías que no sirven para nada, promulgar leyes y procedimientos por las puras, fijar precios de mercado según sus iluminados criterios, y así.
Bueno pues, yo creo que la etiqueta “caviar” es confusa y desorientadora. Estrictamente hablando, caviar es un manjar hecho a base de huevos de esturión; un pez que vive en los ríos y lagos de Europa del Este. Se trata pues de una comida fina – cara, por cierto – al alcance, solamente, de gente adinerada. Pero bueno – volviendo al tema – para mí caviar es caviar… nada que ver con aquellos personajes vividores, clientelistas, inútiles, chupatintas, etc. que muchos detestamos, y que quisiéramos eliminar o – en todo caso – alejar lo más posible del aparato estatal. ¡Qué los “caviares” vean cómo se las arreglan, pero que no vivan del Estado!
Entonces – digo yo – ¿por qué no llamarles “parásitos”? … si eso es lo que son. Los parásitos – por definición – son organismos que viven de otros organismos, llamados hospedantes. Los parásitos pueden estar dentro del organismo hospedante, como las tenias o solitarias que viven dentro de los aparatos digestivos; o fuera del organismo, como las garrapatas, piojos o sanguijuelas que viven prendidos de las orejas, patas y / o heridas de los organismos hospedantes. Por otro lado, los parásitos no eliminan a sus organismos hospedantes, ya que éste es su medio de vida. Si muriera el organismo hospedante, moriría también el parásito.
Entonces, insisto: si viven del Estado… y son buenos para nada ¿no sería mejor llamarles “parásitos”, en vez de “caviares”? Y si “parásito” no parece apropiado ¿por qué no llamarles “gusanos, garrapatas, piojos o sanguijuelas”?
También se dice que los “caviares” andan prendidos de la “teta del Estado”. Efectivamente, los “caviares” no podrían sobrevivir por sí solos. No tienen cabida en empresas o instituciones privadas productivas y eficientes. Por ello, “maman” del Estado sin hacer nada productivo.
En todo caso, mejor llamémosles “mamones”, tal cual aquellos cachorros que maman más de la cuenta. Como se sabe, cuando los cachorros de cualquier animal – perra, leona, loba o lo que sea – son pequeños, y todavía no pueden valerse por sí mismos, dependen 100% de la leche de la madre.
A lo que quiero llegar es que los “caviares” – léase, “gusanos, piojos, garrapatas, sanguijuelas o mamones” (como quiera que se les llamen) – son una pesada e injustificada carga para la gran mayoría de peruanos… sobre todo, para los más pobres. Consecuentemente, haríamos bien en exigir la eliminación de todo ese cardumen parasitario estatista. Por eso, en el caso de la llamada “caviarada”, yo llamaría las cosas por su nombre: ¡fuera “parásitos” – o si prefieren – fuera “gusanos”!
(*) Exgobernador regional de Ica
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