Mañana se determina si se admite o no a debate la vacancia del presidente Pedro Castillo. Entre los tres partidos que apoyan la vacancia, Avanza País (10), Renovación Popular (9) y Fuerza Popular (24), suman 43 votos, pero se necesita el 40% de parlamentarios, es decir, 52. Faltarían 9. No será tan difícil llegar a esa cifra, aun cuando algunas bancadas ya han decidido votar en contra. El asunto es que, si se logra la admisión y la moción de vacancia es aprobada por los dos tercios del total de los 130 congresistas, vale decir 87 votos, el presidente deja el cargo y se le prohíbe participar en política durante diez años.
Los últimos hechos políticos, las extrañas y sospechosas visitas nocturnas a la casa de Breña, el escándalo de los US$ 20,000 hallados en el baño de la oficina del secretario presidencial en Palacio de Gobierno y otros incidentes bochornosos, podrían inclinar la balanza a favor de la vacancia. Hay congresistas que no admitían la vacancia por una cuestión de principios, pero dados los últimos acontecimientos han cambiado de opinión y ahora dicen que respaldarán el pedido, como es el caso de Carlos Anderson, uno de los integrantes de la agrupación Podemos Perú.
Sin embargo, hay bancadas como las de Acción Popular, Juntos por el Perú y Alianza para el Progreso que es casi seguro que votarán en contra. Hasta ahí, las cosas estarían más o menos equilibradas. ¿Qué partido podría inclinar la balanza? Pues nada más y nada menos que Perú Libre, el mismo partido que llevó a Pedro Castillo al poder. Y esa agrupación política, dividida entre el ala cerronista y el ala magisterial cercana a Pedro Castillo, podría decidir si el presidente se queda en Palacio de Gobierno o se retira; es realmente un caso inédito. Por primera vez en la historia política de nuestro país, el partido de Gobierno tiene un poder que puede resultar determinante para definir la vacancia del presidente de la República en su cargo. En condiciones normales, la bancada oficialista cierra filas para blindar al jefe de Estado, pero ahora queda la disyuntiva y una puerta abierta que nadie sabe que podrá pasar. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.
