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Aumenta depresión en niños y adolescentes en pandemia

Menores de 7 a 16 años son afectados por la pérdida de familiares a causa del COVID-19

La salud mental de los niños y adolescentes cuyas edades bordean entre los 7 y 16 años se está viendo afectada por la ansiedad y depresión, mayormente a causa del fallecimiento de un familiar por el virus del COVID-19.

Ana María Castañeda, psicóloga del Instituto Nacional de Salud de San Borja, sostuvo que, en esta etapa, los menores están recibiendo constantemente malas noticias en torno al nuevo coronavirus, causando sentimientos fuertes de preocupación, desesperanza y miedo.

“Son chicos que generalmente han tenido un perfil, pero paulatinamente han ido cambiando su reacción frente a las cosas. Entonces, comienzan a haber cambios de a poquitos, que de repente uno comienza a verlos y le llama la atención cuando ya ese cambio de repente es en demasía”, explicó.

En ese sentido, la especialista señaló que los padres deben tomar atención si ven un comportamiento diferente en sus hijos.

¿CÓMO DETECTARLO EN NUESTROS HIJOS?

La profesional afirma que existen diversas pistas para detectar la depresión y ansiedad en los niños y adolescentes. Entre los síntomas están los cambios en el estado de ánimo como irritabilidad, sentimientos de desesperanza o furia/ira, conflictos frecuentes con sus amigos y familia, llantos frecuentes con mayor dificultad para consolarlo, falta de sueño y despertarse durante la noche o estar durmiendo a todas horas, problemas de alimentación.

Asimismo, la pérdida de interés a las actividades que disfrutaba antes, problemas de memoria, menos interés en sus tareas escolares y decaídas en su esfuerzo académico, cambios en la apariencia (falta de higiene), incremento en comportamientos riesgosos o imprudentes, tales como el consumo de drogas o alcohol, pensamientos sobre la muerte o el suicidio.

PADRES NO DEBEN MINIMIZAR LOS CAMBIOS

La psicóloga también resaltó que en estas situaciones que comprometen la salud mental, sobre todo en los niños y adolescentes, lo más adecuado es acudir a los especialistas.

“No hay que minimizar. En el caso de los niños no hay que minimizar. A veces los padres dicen ‘ay, está en la edad, no te preocupes, eso pasa’. No, la verdad es que no pasa. La verdad es que el niño sigue inoculando una serie de emociones y después su tachito llegó al máximo”.

PÉRDIDAS DE FAMILIARES AFECTAN A MENORES

La psicóloga Ana María Castañeda dijo que los niños y adolescentes que han sufrido la pérdida de un ser querido debido a la COVID-19 corren mayor riesgo de tener problemas de salud mental y muchos pueden necesitar atención especial y asesoramiento profesional para poder hacerle frente a la pérdida y lidiar con el dolor.

Para ayudar a que los niños y adolescentes puedan afrontar una difícil pérdida, la especialista recomendó que la persona más tranquila de la casa pueda comunicárselo y contenerlo emocionalmente.

“(Es recomendable) que una persona pueda contener al niño dentro de esta situación de llanto y no esperar que, porque falleció y ya se le explicó, al niño se le va a pasar de la noche a la mañana”.

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