Opinión

Ataques racistas en elecciones

EDITORIAL

El racismo siempre está presente en hechos donde grandes grupos socioeconómicos y culturales se contraponen, como en los procesos electorales. Los odios se atizan y fluyen ataques que van desde el sarcasmo hasta el insulto. En el 2001, cuando Lourdes Flores tenía grandes posibilidades de ser elegida presidenta, periodistas de canal 5 fueron a entrevistarla a su casa.

Ella habló bien, dio declaraciones que le hubieran podido significar algunos votos más, pero todo cambió cuando al reportero se le ocurrió hacerle una pregunta al padre de la lideresa del PPC. La respuesta fue: “Yo no voy a hablar del auquénido de Harvard”.

Esa frase fue lapidaria para Lourdes Flores. Quedó tercera, detrás de Alan García, quien perdió en segunda vuelta con Alejandro Toledo. Con esa sombra, en el 2006 también se ubicó tercera, pero lejos de Alan García, quien derrotó en segunda vuelta a Ollanta Humala.

Los políticos, especialmente los candidatos y sus voceros, tienen que cuidarse mucho de las ofensas racistas, que, en escenarios como los preelectorales, pesan incluso más que el machismo o la homofobia debido al tipo de sociedad que es la nuestra.

El caso del pan con chicharrón que no se quiso comer Alfredo Barnechea en el 2016 también tuvo connotaciones racistas. Muchos opinaban que no lo aceptó porque se lo ofreció una vendedora de carretilla, de un pueblo joven y no un mozo de uno de esos cómodos y elegantes cafés de Miraflores o San Isidro adonde él solía asistir. El incidente acentuó el mote de ‘Virrey’ que le habían puesto y Barnechea quedó cuarto, con apenas 6.97%.

En el actual proceso electoral, que enfrenta a Pedro Castillo y Keiko Fujimori en segunda vuelta, no ha habido ataques racistas de consideración a nivel de las cabezas visibles de ambos partidos. Se están cuidando. El único comentario racista fue el de Carlos Bruce, quien en Twitter escribió: “Parece que el abundante oxígeno de la costa le afectó por estar acostumbrado al poco oxígeno de la sierra”, en alusión a Pedro Castillo, quien había sufrido una descompensación a pocos días del debate de Chota. Ante la avalancha de críticas, Bruce borró el mensaje.

Donde sí se dan ataques racistas de envergadura es en el ciberespacio. Aunque esos exabruptos en las redes sociales no tengan repercusión en los medios de comunicación, de alguna manera inciden en las preferencias electorales. Algunos indecisos comentan, por ejemplo, “yo no voy a votar por un candidato cuyos seguidores son de este nivel, racistas, xenófobos y despectivos”. Así que esas barras también deben tener mucho cuidado con lo que dicen. O escriben.

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