Opinión

Alianza para el Progreso

Por: Omar Chehade Moya

El programa de ayuda económica, política y social llamada “Alianza para el Progreso”  (Alliance for Progress) tuvo su origen en la propuesta del presidente de Estados Unidos de Norte América, John F. Kennedy. En su discurso dado en la Casa Blanca, él hizo el anuncio a los embajadores de América Latina sobre el apoyo a nuestros países. Esta Alianza tuvo una duración de 10 años y se invirtieron algo más de 20 mil millones de dólares. Es así que en el Perú vemos aún sólidas estructuras educativas construidas en esta época.

Cincuenta años después, las relaciones con el país del norte han evolucionado favorablemente. Esto pese a que hemos sorteado situaciones difíciles durante la década de los 90, particularmente por el autogolpe de Alberto Fujimori, exacerbado por el caso de la venta de armas a las FARC en Colombia. Pasados estos momentos y una década después de la caída de la cortina de hierro, la potencia hegemónica dejó de serlo para convertirse en un país mucho más dirigido hacia la diplomacia y el comercio mundial. Esta relación se vio favorecida por la llegada de Barack Obama, quien vino a Lima para la XXIV Cumbre de Líderes del Foro de APEC. Es allí que se impulsó la entrada del Perú a la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), de la que hoy, por las consecuencias de la pandemia, nos estamos alejando.

Durante la época de Donald Trump las relaciones con el Perú, podemos decir, fueron un tanto distantes, cambiando drásticamente su relación con el mundo. Sin embargo, Estados Unidos siguió siendo un socio relevante para el Perú, pese a que Estados Unidos había iniciado una serie de políticas que afectaban la movilidad del comercio mundial, sobre todo por su guerra comercial con China. Se sumaba a esto, la retórica proteccionista de Trump la cual no había permitido mayor acercamiento con el Perú, haciéndola distante a lo largo de su gestión.

En esta nueva década, la presidencia de Joe Biden es lo que esperaba el Perú. Por lo visto estos primeros cien días, Biden ha regresado a una política exterior similar a la que se tenía con Barack Obama. Esto significa que se buscarán acuerdos multilaterales y consensos abandonando la política confrontacional. Así, la relación con Estados Unidos se debe orientar positivamente, para que el Tratado de Libre Comercio que nos une, después de 10 años siga favoreciendo nuestras economías.

Esta situación es la mejor, debido a que nuestras relaciones económicas y comerciales post pandemia deben ser potenciadas. Biden está recuperando el liderazgo perdido con las políticas de Trump. Por ejemplo, su política de vacunas anti Covid-19 es un éxito, al punto de ser un atractivo turístico y comercial que está ayudando a combatir la pandemia. Asimismo, el Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP) está articulando a los países de la cuenca del Asia-Pacífico. Por nuestra parte, los niveles de inversión deberían ser impulsados con la llegada del nuevo gobierno, el cual debe generar la confianza debida. Es de esperar que una vez terminadas las elecciones, los peruanos nos pongamos a trabajar, teniendo siempre presente que debemos unirnos en una nueva Alianza para el Progreso.

(*) Congresista de la República

(*) La empresa no se responsabiliza por los artículos firmados.

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