Opinión

Accidentes son una clarinada de alerta

Por: Martín Valdivia Rodríguez

El último viernes, un bus que trasladaba a obreros de la minera china Las Bambas cayó a un abismo en Apurímac y dejó 16 muertos. El domingo, el choque de dos embarcaciones en el río Huallaga, en Yurimaguas, tuvo el saldo trágico de 21 víctimas mortales. Y ayer, el despiste de un bus interprovincial en la carretera Central causó 33 fallecimientos. Todo en menos de una semana. Es como si una racha fatal se posara sobre el Perú.

Esta secuela de accidentes es una clarinada de alerta para el Gobierno. Todos tienen que ver con medios de transporte, ya sea por carretera o fluvial. Los accidentes son hechos fortuitos causados por circunstancias muchas veces impredecibles, pero hay ocasiones en que son consecuencia del error humano, no solo del conductor, sino también de la planificación y los protocolos que deben cumplir estrictamente las empresas para organizar un viaje, sea cual fuere el trayecto o la distancia. No basta con que el conductor tenga licencia o que el vehículo cuente con SOAT.

En el caso de la nave que zozobró en el Huallaga, se sabe que se trataba de una pequeña embarcación informal que incluso no tenía lista de pasajeros. En las provincias del interior del país es más difícil controlar la informalidad debido a la idiosincrasia propia de aquellos lugares, aunque en algunas jurisdicciones están avanzando debido a la gestión de las autoridades locales relacionadas con la administración municipal y el transporte.

Sin embargo, hay mucho por hacer en este rubro. En la misma Lima aún persiste la informalidad, pese a que los otrora grandes terminales terrestres, como el de Fiori y Yerbateros, se han descentralizado. Por ejemplo, es difícil encontrar una empresa que cumpla con todos los protocolos, desde la compra del pasaje hasta la bajada del pasajero en su destino final. En muchos casos las personas que se embarcan no son filmadas (para registrar a posibles asaltantes a bordo), los conductores hacen subir a pasajeros en paraderos no oficiales y a veces se rebasa la capacidad del vehículo.

El Ministerio de Transportes y Comunicaciones, la Sutran y las municipalidades están llamados a fiscalizar y poner orden en el transporte no solo para evitar que ocurran tragedias como las de estos últimos días, sino también para que las empresas brinden un mejor servicio, empezando por allí. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.

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