No es la primera vez que un grupo de simpatizantes o militantes de una agrupación política agrede a los periodistas. En esta oportunidad, un grupo de personas que respaldan al candidato Pedro Castillo corrió detrás de una camioneta de un canal de televisión con la intención de agredir a sus ocupantes. En otras ocasiones, adeptos al partido de Keiko Fujimori también han atacado a reporteros al punto de causarles sangrantes heridas. Este tipo de acciones no se deben tolerar, vengan de donde vengan.
Así como ahora la gente de Pedro Castillo grita “prensa corrupta”, antes, los seguidores de Keiko Fujimori también vociferaron “prensa mermelera”. No se puede generalizar de esa manera. Es necesario que se detenga esta costumbre de atacar a la prensa y meter a todos los medios en un mismo costal. Expresiones de ese tipo no hacen más que azuzar a la población, polarizarla más de lo que ya está y cometer acciones violentas y reñidas con la ley como las agresiones contra los hombres de prensa, quienes solo cumplen su trabajo.
El periodismo es una actividad profesional muy sacrificada, más aún en estos tiempos de pandemia, cuando el riesgo de contraer el mortal virus está en las redacciones de los diarios, en los sets de grabación de los canales, en las cabinas de transmisión de las radioemisoras, en la calle, en las conferencias de prensa y, ahora, en los mítines u otras actividades de los candidatos. A abril de este año, en el Perú habían fallecido 161 periodistas por COVID, cifra que convierte a nuestro país en el segundo con más hombres de prensa muertos por dicha enfermedad, después de Brasil, que registraba 172 decesos.
Los redactores, reporteros de radio o televisión, fotógrafos y camarógrafos solo tienen la misión de informar. Ellos no son los dueños de los medios ni responsables de la línea editorial de estos.
Por lo tanto, su labor merece respeto y consideración. Desde aquí, por eso, rechazamos todo acto de amedrentamiento y agresión contra la prensa, repetimos, venga de donde venga. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.
