
Pedro Castillo, el campesino, el rondero, el sindicalista, el maestro, está culminando sus primeros cinco meses de gobierno. El presidente del Bicentenario generó muchas expectativas en el pueblo peruano, pero actualmente existe una gran incertidumbre, si cumplirá los cambios prometidos en la campaña electoral.
El candidato que prometía “una nueva constitución” y “no más pobres en un país rico”, ha desaparecido. El candidato antisistema ha hecho muy poco por cambiar el sistema. Sigue esforzándose en que la normalidad no se altere, la normalidad de corrupción, pobreza, desocupación y hambre. El modo de actuar, es ahora muy distinto del que evidenció en la campaña electoral, cuando era el candidato anti-sistema y anti-corrupción. Eso le sirvió para que los sectores rurales y urbano-provincianos lo apoyaran. Esos sectores lo consideraron como “suyo” y depositaron en él toda su confianza.
El triunfo de Castillo reveló que la distancia existente entre gobierno y poder en el Perú no es solamente de carácter económico-político sino también racial y cultural y que este componente racial y cultural envuelve todos los problemas, incluso el económico y el político.
La derecha inició una campaña para desconocer los resultados electorales. La mayoría en el Congreso, generó mecanismos para controlar al nuevo presidente, los mismos que, en su esencia, esconden y disfrazan el miedo de las clases dominantes en el Perú a perder sus ganancias y privilegios.
El nuevo presidente nombró su primer Gabinete ministerial, con el señor Guido Bellido como premier, este, al presentarse ante el Congreso, lo hizo comenzando a hablar en quechua, hacía resonar en los claustros de esa “institución de blancos” la lengua de nuestros antecesores despreciados.
Esas palabras en quechua debieron caer como una sonora bofetada. Después de unos minutos de estupefacción, ante los reclamos airados, Bellido continuó en español, pero el antecedente histórico del quechua resonante en el Congreso, está indeleblemente escrito ¿Son los anuncios de los nuevos tiempos?
Lamentablemente, esa esperanza parece desvanecerse. Las denuncias de corrupción, la subida de los precios de primera necesidad y la política exterior, parece mostrar que los cambios no llegarán. Asimismo, los problemas en educación, salud y seguridad se mantienen.
Los nombramientos de Julio Velarde como presidente del BCR, de Pedro Francke como ministro de Economía y de Mirtha Vásquez como premier, son la garantía de la continuación del modelo neoliberal y de la aplicación de las recetas del FMI y BM, y de conservar la Constitución del 93.
Si el presidente no cumple con el programa democrático, progresista, nacional y popular, perderá el apoyo del pueblo que lo eligió y será presa fácil de los que apuestan por la vacancia presidencial. Espero que corrija los errores ¡devuelva la esperanza al pueblo y no los decepcione!
(*) Congresista de la República por Perú Libre
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