Opinión

Vargas Llosa y su paso por la política II

Por: Victor Andrés García Belaunde

Durante el gobierno de García se intentó expropiar la banca surgiendo protestas donde Vargas Llosa en las calles y Belaunde en el Senado se unieron con el propósito mancomunado en defensa de la libertad ante los excesos del gobierno aprista, así se comenzó a gestar la alianza que lo llevó a la candidatura presidencial de 1990; realizándose multitudinarios mítines a lo largo y ancho del país.

El cierre de campaña fue en Arequipa donde Vargas Llosa dio un discurso en el que se dedicó a describir su vida familiar; al terminar el presidente Belaunde le dijo: “oiga Mario recuerde usted que la plaza pública no es un confesionario”.

En la primera vuelta Vargas Llosa obtiene 33% y Fujimori 29%, ante este resultado sintió que no tuvo el respaldo que solicitó para ganar en primera vuelta. Al día siguiente convoca a la plancha presidencial a su domicilio de Barranco.

Eduardo Orrego su primer vicepresidente me llama para acompañarlo, también acudió a la cita Ernesto Alayza Grundy, segundo vicepresidente. La reunión no duró mucho, a la salida me retiré con Orrego que muy ofuscado me contó los detalles de la misma. Vargas Llosa les leyó una carta en la que renunciaba a participar en la 2° vuelta por no haber obtenido el respaldo mayoritario del pueblo que solicitó. Por esta razón Alayza le dijo: “Mario esa es la traición de Prado” (recordando a Mariano I. Prado en la guerra de 1879). Orrego siempre más discreto le pidió reflexión. Le pregunté a Orrego si la renuncia era también de toda la plancha, y me dijo que no, solo renunciaba Mario.

Por eso le dije a Orrego: que de acuerdo a los antecedentes electorales él debía de continuar reemplazando a Mario inclusive con mejores opciones de ganar y que en principio se resistió a esa posibilidad.  En coordinación con Orrego y en mi condición de diputado de Acción Popular partido de la alianza, llamé al presidente Alan García que sorpresivamente me contestó de inmediato, le conté lo sucedido con el ánimo de evitar que su gobierno que había contribuido a que Vargas Llosa no ganase en primera vuelta y el JNE cuyo presidente era Castañeda Lafontaine de conocida cercanía al Apra no obstaculicen la sucesión de las candidaturas de la fórmula presidencial en el caso que se formalice la renuncia del escritor.

García se mostró sorprendido por la actitud de Vargas Llosa y me dijo que respaldaría la decisión que tome el JNE y que simpatizaba con Orrego “porque era de familia aprista”. Acabada la conversación, sucedió lo impensado García llamó a Belaunde que se encontraba en Moscú invitado por Gorbachov, despertándolo a media noche. Y Belaunde mucho más sorprendido que García llamó a Vargas Llosa para que desista de su renuncia.

Todo este episodio ha sido narrado erróneamente por Mario en “El Pez En el Agua” como si se tratase de chuponeo o colocación de micrófonos dentro de su casa lo que ha reafirmado Cateriano en su reciente biografía del Nobel.   Muchos años después me tocó sentarme junto a Vargas Llosa en una ceremonia oficial cuando él ya había recibido el Premio Nobel, en una breve conversación me contó que Fernando de Szyszlo le hizo llegar mi libro “El Expediente Prado”, donde me afirmó que le había gustado por la información que había en él, y me añadió que “Prado era un personaje de novela”.

Lo vi en España en varias oportunidades, la más destacada fue cuando acompañé al embajador peruano a la ceremonia que la Universidad de Salamanca otorgaba a Vargas Llosa el doctorado Honoris Causa, donde pude apreciar el grado de admiración de la academia ante el Nobel de Literatura. No he visto ceremonial tan protocolar y pomposo como en esa ocasión.  A la muerte de Belaunde en julio de 2002, Vargas Llosa escribió uno de los obituarios más generosos sobre la trayectoria del expresidente sosteniendo una verdad que los acercaba diciendo: “Belaunde era un Liberal en temas políticos, pero no en temas económicos”.

En suma, la economía no los alejó, pero las libertades políticas los acercaron, coincidiendo con el New York Times que escribió: “El Nobel peruano era el novelista político más inteligente y consumado del mundo”.

(*) Abogado y excongresista.

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