Opinión

La nueva plaza pública del campo político se llama ciudadanía digital

Por: Alicia Barco Andrade

El siglo XXI vive un contrato de colaboración mundial entre políticos

Tenemos un grupo de personas que están tomando decisiones del futuro de la humanidad, sin previa consulta. Las agendas de Davos plantean una serie de temas, como: Reconstruir la confianza: Las divisiones sociales y las crisis geopolíticas han erosionado la confianza en las instituciones y en los líderes. El modelo económico actual se enfrenta a múltiples desafíos, desde el cambio climático hasta la desigualdad. Es necesario re imaginar el crecimiento económico para que sea más sostenible y equitativo. Nadie se puede robar el Estado como los reyes se apoderaban de las monarquías. Los avances tecnológicos están transformando el mundo del trabajo y la sociedad en general. Es fundamental invertir en las personas para garantizar que todos puedan beneficiarse de estos avances y desarrollar las habilidades necesarias para el futuro. El cambio climático y la degradación ambiental representan una amenaza existencial para la humanidad. La revolución digital está transformando las industrias y creando nuevas oportunidades. No estoy en contra de estos temas, pero rescato en principio, nuestro derecho de la ciudadanía sobre la soberanía nacional. Muy aparte de estos temas internacionales, están los problemas domésticos y, sobre todo, el rol del Estado.

El Rol del Estado en una Economía basada en Liberalismo Económico Social

En una economía basada en el liberalismo económico social, el Estado juega un papel fundamental, aunque diferente al del liberalismo clásico. En lugar de una intervención mínima, el Estado en este modelo tiene un rol activo pero equilibrado, buscando promover tanto la eficiencia del mercado como la justicia social. Garantizar el estado de derecho y la protección de los derechos individuales. El Estado, a través del Legislativo y las políticas públicas o reformas, establece las reglas del juego. Asegurando que el mercado opere de manera justa y transparente. Debe proteger los derechos de propiedad, los contratos y la competencia leal. Si nos enfocamos en un Estado promotor, de la equidad y la justicia social podría implementar políticas redistributivas para reducir la desigualdad, como fomentar la inclusión social y laboral.

Cultura democrática hacia la ciudadanía digital.

La palabra cultura viene de raíces. La cultura es echar raíces sobre el pensamiento humano para que a través del dialogo racional para que la sociedad de fruto con el conocimiento recibido, los valores, la tradición y las creencias. Es decir, todo aquello que nos hace humanos y nos distingue de otras especies. Las redes sociales han sido creadas por jóvenes adolescentes. Se han usado las redes sociales para movilizar información y el conocimiento, pero no hay una cultura que fomente una identidad clara, propiamente, sino más bien, mucha información que confunde y cuestiona el sentido de la humanidad. En las redes sociales hay que influir con cultura. La cultura es fundamental para nuestra identidad, nos proporciona un sentido de pertenencia y nos ayuda a comprender el mundo que nos rodea. Además, la diversidad cultural enriquece nuestra vida y nos permite apreciar las diferentes formas de ser humano. Esta cultura que podemos construir es la del diálogo ciudadano concertador y deliberativo. En este contexto de elevada corrupción será necesario actuar con mano dura y firmeza. La ciudadanía en digital busca un candidato político nuevo. Alguien que se presenta por primera vez a un cargo público. Alguien que cambie la cultura política tradicional.

(*) Comunicadora digital, filósofa, periodista colegiada, docente, empresaria, estratega, mujer política del siglo XXI.

* La Dirección periodística no se responsabiliza por los artículos firmados

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