Opinión

¿Para qué lleva un arma la policía?

Por: Luciano Revoredo Rojas

No es novedad que en nuestro país los policías temen enfrentar como es debido la criminalidad o los actos subversivos porque si usan su arma muchas veces son sometidos a engorrosos procesos, en que con la presión de quienes han hecho de los derechos humanos una mercancía, muchas veces terminan condenados a prisión.

Los “teóricos” de la caviarada peruana están detrás de esta deformación en torno al uso de la fuerza. Podemos recordar las vergonzosas reflexiones de Gino Costa cuando en la Comisión de Defensa del Congreso de la República, expresó su desazón por lo que calificó de enfrentamientos desiguales a aquellos operativos en los cuales morían delincuentes y no morían policías.

Lamentaba entonces Costa que “…había un delincuente muerto, tres o cuatro delincuentes muertos y ni un policía rasguñado siquiera”. Eso revela el pensamiento caviar. Ponen al crimen al mismo nivel que la ley. Con el mismo razonamiento perverso equiparan el terrorismo con las fuerzas del orden, cuando analizan los días de lo que ellos llaman eufemísticamente “conflicto armado interno”, evitando calificar como terroristas a los terroristas.

En general, los progresistas son enemigos del orden y el progreso. Por eso en materia de orden interno pretenden ignorar que el Estado es la única entidad legítima dentro de un territorio determinado que puede recurrir a la fuerza física y al uso de armas para mantener el orden, hacer cumplir las leyes y proteger a sus ciudadanos. Es el llamado monopolio del uso de la fuerza por el Estado. Un concepto fundamental en la ciencia política y el derecho, acuñado por el sociólogo alemán Max Weber.

Es por esta situación que últimamente hemos asistido a diversos casos lamentables de policías acusados y condenados por usar su arma al enfrentar al crimen organizado o para defender su vida en un enfrentamiento con delincuentes.

Cabe entonces preguntarse cuál es el objeto de que la policía use armas si cuando es así van a terminar perseguidos por jueces y fiscales sometidos a presión ideológica.

La policía porta armas para protegerse y proteger a los ciudadanos, para detener a individuos peligrosos, como elemento de coacción para disuadir a los delincuentes y mantener el orden y las puede usar, es decir disparar, en defensa propia o de ciudadanos, para detener a un peligroso delincuente o para evitar un crimen y no existe otra alternativa razonable para impedirlo. Es evidente que existen protocolos para que la policía use las armas. Para tal fin deben recibir un exhaustivo entrenamiento que incluye la capacitación para la toma de decisiones en casos de crisis.

Lo cierto es que en este momento nuestro país atraviesa una situación en que el crimen organizado nos está jaqueando a través del sicariato, la extorsión y el delito común. Es momento de cerrar filas y que se imponga el estado de derecho, la ley y el orden. No hay que caer en los cantos de sirena ni en las monsergas de la caviarada antipatria.

(*) Analista político.

* La Dirección periodística no se responsabiliza por los artículos firmados

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