Opinión

Criminalidad e impunidad en gobiernos corruptos

Si un candidato a la presidencia de la República de cualquier país, con experiencia previa en gobiernos regionales y municipales, ha incurrido en graves delitos de corrupción y delitos conexos como lavado de activos, narcotráfico, minería ilegal, tala ilegal, que permanecen impunes por sus conexiones con la Policía, el Ministerio Público y todos los poderes del Estado, podemos estar seguros de que es el cabecilla de una gran organización criminal. De llegar a la presidencia, habrá de conformar una macro organización criminal de alcance nacional y conexiones transnacionales

. Ese presidente habrá de infestar al país y a la región de criminalidad en todas sus formas y modalidades. Más aún, siendo candidato de izquierda radical, con nexos con líderes de la misma ideología y similares antecedentes delictivos en la región, entiéndase países y gobiernos miembros de varios grupos denominados genéricamente como socialismo del siglo XXI.

Tendrá como objetivo primordial entronizarse y perpetuarse en el poder para transformar al país así infectado e infestado en una criminocracia vitalicia, convirtiendo a sus gobernados en súbditos-víctimas, en neo esclavos, a los que mantendrán en la inanición física y espiritual, con mendrugos e ideologías fanáticas, convirtiendo al cabecilla en objeto de culto, desapareciendo por la fuerza a sus opositores y destruyendo los fundamentos éticos y morales de la sociedad victimizada sustentados en valores cristianos.

Esta modalidad criminal de apoderamiento de los países con electores semianalfabetos o analfabetos sociales, políticos y virtuales, proclives al engaño, viene operando impunemente en América Latina desde hace muchos años. Tenemos varios ejemplos descarnados de países víctimas: Cuba, Venezuela y Nicaragua.

Perú ha sido y sigue siendo uno de los principales objetivos de estas macro organizaciones criminales transnacionales con cubiertas “políticas”, que como lobos con piel de oveja, llegan al poder prometiendo el paraíso en la tierra, cuando lo que finalmente hacen es convertir a sus electores en víctimas de un infierno dantesco en el que desaparecen las libertades, la propiedad privada, e imperan impunemente las organizaciones criminales de corruptos extorsionadores, sicarios, proxenetas, narcotraficantes y delincuentes de toda laya, cómplices de los gobernantes de turno.

Gran parte de la estrategia de apoderamiento impune de los países es la de generar escaladas de inseguridad ciudadana a través de la migración de hordas de delincuentes formados en la ideología esclavista reseñada, cuya misión es someter a poblaciones enteras de países a los que penetran clandestinamente, en un estado de terror, alarma y zozobra permanente y, en paralelo, destruir las bases económicas de las clases medias forjadas en las economías formales e informales, mediante las modalidades delictivas ya reseñadas.

Está de más decir que la problemática de la inseguridad ciudadana no es un tema reciente; pero sí hay que afirmar que es creciente y desbordante debido a actos fallidos que han demostrado diferentes gobiernos por décadas.

(*) Presidente de APROSEC.

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