Opinión

Los vericuetos del globlalismo

Por: Martín Valdivia Rodríguez

Globalización es un término que ha evolucionado mucho en poco tiempo. Hasta hace unos años, generalmente significaba la internacionalización de los mercados en aras de la libertad que permite el capitalismo. En tiempos contemporáneos, los extremos de la política y de la ideología, vale decir, los radicalismos de la derecha y la izquierda, hablan de globalismo, un fenómeno que describe los intentos de comprender todas las interconexiones del mundo moderno y resaltar sus patrones y tendencias. En el Perú, la derecha está usando más la palabra globalismo y tal parece que lo ha colocado en la agenda de su lucha contra la izquierda.

Por ejemplo, el congresista Alejandro Muñante escribe en Twitter: “El enemigo de la patria no solo es el comunismo, también el globalismo progresista. Cualquier opción al 2026 tiene que empezar por marcar posición contra la Agenda 2030; de lo contrario, será una mera ilusión”. Repetimos, no solo la derecha está usando peyorativamente de la palabra globalismo, sino también la izquierda. A propósito, este uso también ha sido asociado con el antisemitismo, ya que los antisemitas frecuentemente utilizan “globalista” para referirse a los judíos.

Si bien la globalización aludía principalmente al campo económico, el globalismo puede referirse a la reducción de las barreras comerciales, pero también a una política exterior agresiva a través de organizaciones internacionales o apoyar a una burocracia global como las Naciones Unidas. El conservadurismo asocia frecuentemente al globalismo con la ideología de género, fenómeno que, según sus ideólogos, está en la agenda de la izquierda. Es por esa razón que el liberalismo considera que el globalismo económico es riqueza, mientras que el globalismo político trae pobreza.

Uno de los abanderados de la lucha contra el globalismo es Donald Trump, quien en alguna oportunidad ha dicho que “EE.UU. siempre va a escoger la independencia y la cooperación por encima de gobiernos globales, control y dominación (…) Yo honro el derecho de cada nación a seguir sus propias costumbres, creencias y tradiciones”. El expresidente norteamericano agrega que su país es “gobernado por estadounidenses” y que, por eso, en vez del globalismo, él abraza la “doctrina del patriotismo”.

Percibimos en el enfoque de Trump un tufillo a la llamada Doctrina Monroe, que en alguna época pusiera de moda la frase “América para los americanos”. Así las cosas, hay una distorsión en el concepto de la palabra globalismo. Pero las ciencias sociales son versátiles y cambiantes, veremos cómo evoluciona el término globalista en la órbita nacional al 2026. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.

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