
Ante una campaña electoral tan sui géneris, debido a la pandemia y el necesario distanciamiento, el uso cada vez mayor de recursos tecnológicos y la proliferación de candidatos presidenciales inexpertos y con una ignorancia casi total en cuestiones políticas, los asesores estaban llamados a asumir un papel fundamental en la carrera rumbo al 11 de abril. Sin embargo, son pocos los aspirantes a jefes de Estado, congresistas y miembros del Parlamento Andino que pueden decir que tienen asesores capaces, con ingenio y muñeca para manejarles adecuadamente la campaña electoral.
Se cometen errores desde los aspectos más básicos. A estas alturas todo está digitalizado y las redes sociales se convierten en una fuente imprescindible para los medios de comunicación, pero cuando los periodistas ingresan, por ejemplo, a Facebook en busca de una fotografía para ilustrar sus informaciones sobre tal o cual candidato, en los perfiles de estos no encuentran otra cosa que selfies, instantáneas muy personales o familiares que, pese a ser buenos recuerdos, no son apropiadas para ser publicadas en los diarios o páginas web. Se esperaba que los denominados community manager iban a obtener protagonismo en estos menesteres tecnológicos, pero no ha sido así.
Ni qué decir de las notas de prensa, ayudas memoria u otros documentos que deben circular, como el agua por los caños, en las redes sociales y los correos electrónicos de los periodistas, especialmente de los especializados en la sección política. No es así. Las notas de prensa brillan por su ausencia o son pésimamente redactadas, no solo por sus errores de ortografía o construcción gramatical, sino por su contenido confuso, ambiguo y sin criterio periodístico. Muchas veces parecen editoriales mal hechas en vez de información fresca y de relevancia que pueda ser aprovechada por los medios de comunicación.
Los candidatos deben tener preparada una agenda de temas de acuerdo a la coyuntura y el público objetivo, además de estar en capacidad de dar una respuesta correcta a cualquier pregunta que pretenda hacerlos trastabillar o caer. Pero en muchos casos se nota que todo está a la deriva, sin organización ni planificación. Aunque, valgan verdades, hay ciertos candidatos que creen saberlo todo, son egocéntricos y tan vanidosos que no toman en cuenta las sugerencias de sus asesores, a quienes tratan como guardaespaldas. Por este tipo de personalidad, por este rasgo psicológico, hay uno o dos que tenían grandes posibilidades de estar entre los primeros lugares, pero las perdieron.