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Ética y sociedad

Por: Rafael Velásquez Soriano

La ética es una virtud muy valiosa en una persona, dejándose notar durante su accionar y su personalidad al formar parte de una actitud para luego analizar y tomar decisiones. La acción correcta recae en la persona que tiene la actitud adecuada.

La vida humana posee una variedad de fines cualitativos y no está obligado a hacer una elección entre varios, si la persona busca el bien por convicción, las reglas que son vitales para el desenvolvimiento dentro de una sociedad donde aflora la ética en un ser humano que tiene buena formación le servirá porque cubre toda la realidad. En muchos casos esa ética es venida desde casa por la formación que ha tenido de los padres.

Es falta de experiencia de la vida describir las posibilidades de elección. Como dice Van Tongeren la ética profesional no consiste solamente en ideales y en la formulación de normas. Por ejemplo, el buen médico aprendió por experiencia y por buena intención, hacer lo que es necesario.

Siguiendo con el tema en sí, diría un ejemplo si un hombre roba dinero a otra persona con el fin de dar limosna a otro, mi acción no queda justificada por mi buena intención. Sin duda los comités de ética en las instituciones y en las empresas son importantes, pero no pueden llamarse “de éticas”, porque la falta del factor de la voluntad libre para hacer el bien está ausente.

En todo caso sería conveniente llamarlos comités de reglas, pues esta te da disciplina, orden y respeto, dentro de la personalidad profesional o particular, en otras palabras, la ética pasa a ser parte de tu personalidad en tu desempeño en tu vida diaria, cuando estás con la familia, en el centro de trabajo, con los compañeros de labores, etc. La ética en una persona aflora en el momento que no esperas, para tu sorpresa y admiración.

Tener dentro de sí esta importante virtud te hace ser una persona al que todos te respetan y admiran, sea en el lugar donde te encuentres laborando, estudiando o en una reunión social o laboral. La ética se convierte en parte de uno como si fuera un sello eterno, que te va distinguir de los demás en una sociedad, donde algunos seres humanos no le dan importancia a esta virtud.

La ética afloró intempestivamente cuando un hijo le dijo a un padre, que tenía la intención de instalar un depósito para repartir cerveza en su pueblo de nacimiento, el progenitor le respondió en seguida que no lo haga, porque su amigo también tenía ese negocio, prefiriendo que su vástago no le hiciera competencia. Eso sin duda es tener ética.

(*) Exdecano del Colegio Público de Contadores de Lima

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