
Es una pena que candidatos con opción, como Rafael López Aliaga, tengan esta sesgada y confusa percepción sobre la problemática de la inseguridad ciudadana que nos aqueja cada vez más. La explicación de ello es que está mal asesorado, por lo siguiente:
- Debemos aprender del pasado, cuando los gobiernos de entonces dieron al esquema militar un protagonismo como si se tratara de una guerra, y no de la comisión de graves delitos que tenían un contexto diferente y que debían enfrentarse mediante procesos de inteligencia y apoyo tecnológico, para que los costos en vidas humanas y materiales no fueran altos, y sí se obtuvieran resultados efectivos.
- Una de las razones por las cuales la Comisión de la Verdad y Reconciliación desnaturalizó su cometido fue al calificar los hechos violentos que sufrimos no como terrorismo, sino como “conflicto armado interno”, tergiversando los hechos y reforzando así la conceptualización ideológica del marxismo-leninismo- maoísmo sangriento, que buscaba destruir a la sociedad peruana e imponer un nuevo sistema.
- No podemos reincidir en los errores cometidos durante la época en que el país enfrentaba a senderistas y emerretistas terroristas, otorgando un protagonismo exclusivo al aspecto militar. Pensar que, con la participación del servicio militar voluntario, se acabaría con el problema es una preocupante distorsión. ¿Cómo se puede creer que a estos jóvenes se les categorizará como profesionales tan solo porque se les pague un sueldo mínimo? Eso es una falacia.
- No se puede afirmar que Sendero Luminoso y el MRTA sí tenían una ideología, porque, tal como se expresa, pareciera que se está connotando el accionar de estos criminales al pretender dar a entender que los sicarios, extorsionadores, secuestradores, etc., están en desventaja por no tener una ideología. Esto ignora que esta violencia grave, crónica y creciente es un instrumento utilizado por la ideología del socialismo del siglo XXI, que, a través de la delincuencia común y el crimen organizado globalizado, busca destruir nuestra sociedad y, por ende, al Estado peruano.
- Decir que lo que sucede ahora es un “conflicto armado interno” para justificar la intervención de las Fuerzas Armadas es peligroso e irresponsable. Estaríamos complaciendo a los proterroristas, caviares e izquierdistas radicales, permitiéndoles continuar con su escalada y penetración política. No olvidemos que la ley califica lo que nos ocurre como “terrorismo” y dice literalmente: “El que…” —no menciona a miembros de Sendero Luminoso o del MRTA, sino a cualquier sujeto que genere zozobra, pánico o terror generalizado en la población o parte de ella, haciendo uso de armas, explosivos o cualquier medio capaz de causar grandes estragos—. Y todo esto es lo que están provocando los alevosos delincuentes.
- No creemos figuras delictivas como el “terrorismo urbano”, porque eso implicaría reconocer que existe otro tipo, como el “terrorismo rural”. Esto podría generar confusión en la tipificación legal. En todo caso, si se requiere una denominación coyuntural, podría llamarse “terrorismo ciudadano”.
(*) Presidente de Aprosec.