Opinión

Vanidad, terquedad y soberbia

Por: Antero Flores-Araoz

La vanidad, la terquedad y la soberbia, son pésimas consejeras, como hemos podido advertir en los últimos días con la crisis que denominaremos “Rolex”.

El reloj es para mirar la hora, o sea un objeto utilitario que muchos llevan en la muñeca y algunos otros solo en el celular, aunque hay quienes, por vanidosa ostentación, los llevan de lujo en metales preciosos, cuando no con el añadido de espectaculares gemas.

Si a lo señalado se le agrega la terquedad para no dar cuenta de la procedencia de la lujosa joya con manijas, ello es muy peligroso. En efecto, cuando quien la lleva, por previos modestos signos exteriores económicos al cargo que ostenta, se hace sospechoso. La conjunción vanidad-terquedad se torna funesta.

Ahora bien, si a la dupla aludida se le añade soberbia, el trinomio es explosivo y, puede generar muy serias consecuencias. Todos somos iguales ante la Ley, y nadie se puede sustraer a ella, aunque altísimos funcionarios de la república, gocen de cierta protección parcial y temporal mientras ejercen cargo público.

Entre los altos funcionarios del Estado, a los que nos referimos, se encuentra quien ejerce la presidencia de la república, “el que sólo puede ser acusado, durante su período, por traición a la patria, por impedir las elecciones …. por disolver el Congreso …. y por impedir su reunión o funcionamiento … “(artículo 117 de la Constitución). A ello se adiciona que por tales hechos el presidente puede ser destituido del cargo o vacado por “su permanente incapacidad moral o física declarada por el Congreso” (artículo 113 de la Constitución).

El hecho de que el presidente o la presidenta, solo pueda ser procesado por algunas razones, debido a su altísimo cargo y al personificar a la Nación, ello no significa que no sea de inmediato investigado, aunque su procesamiento se postergue a después de su cesación en el cargo, como ya lo ha determinado nuestro Tribunal Constitucional.

Más allá de que la investigación sea legal y razonable y que las diligencias que se dicten encajen en nuestra normatividad legal, su ejecución debe ser apropiada y sin afectar la dignidad del cargo que ostenta el investigado y, siendo la investigación del Ministerio Público de carácter reservado (decreto legislativo 52), es cuestionable la presencia de prensa y registros televisivos, con transgresión de la Ley Orgánica del Ministerio Público y códigos procesales, lo que acreditaría que alguien dio el dato, lo que también debería ser investigado y, de ser el caso, sancionado.

No podemos ponernos candado en la boca, por lo que debemos expresar malestar por convertir desde cierta prensa y redes, una investigación fiscal en un escándalo nacional, de consecuencias insospechadas, lo que podría hasta afectar al sistema democrático y peor sabiendo que si hay adelanto del calendario electoral, sus resultados podrían ser calamitosos.

En este bochornoso espectáculo informativo al que hemos sido llevados, el único que gana es el fabricante de los “Rolex” y, los que más pierden, la prensa que dejará de recibir su avisaje, ya que no lo necesitan, pues con el escándalo la fama de dichos relojes recorre el mundo. El juego del gana-pierde.

(*) Expresidente del Consejo de Ministros

* La Dirección periodística no se responsabiliza por los artículos firmados

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