Opinión

Una visión infantil, ingenua y fantasiosa de la economía

Por: José María “Chema” Salcedo

Una de las últimas cosas que ha dicho el expremier y congresista de Perú Libre, Guido Bellido, representante del Cusco, me ha conmovido casi a un nivel de ternura o sensación de ingenuidad, infantilidad… Lo que ha dicho es que quiere que se cambie a Julio Velarde como presidente del BCR porque no ha sido capaz de bajar el precio del dólar. Me lleva a pensar que el señor Bellido cree que con un memorándum del presidente del BCR baja el dólar o con un decreto ley, baja la ley de la gravedad.

Esta concepción no tiene nada que ver con la realidad, pero sí con la realidad mental. Es un poco el reemplazo del hada madrina que llega con la varita mágica por el decreto ley, la ley, el memorándum o lo que sea. Por supuesto, todo esto se hace para no admitir la realidad. La realidad es que el dólar baja o sube porque la economía funciona así. Lamentablemente, no se llega a comprender por parte de la mayoría del Gobierno, porque creo que algunos sí lo entienden, por ejemplo, el ministro de Economía. Toda palabra que diga el presidente tiene una repercusión económica inmediata. Es decir, el dólar se pone a la baja, pero abre la boca el presidente para hablar sobre una posible nacionalización del gas de Camisea y entonces boom, el dólar vuelve a subir. Eso es lo que hace bajar o subir al dólar, entre otras cosas, pero eso principalmente.

Esto, Bellido no lo entiende o se hace el que no lo entiende y él piensa que esto es un problema de un funcionario que va a seguir su trabajo. Como si hubiera un comisario del dólar. Hay una visión infantil y fantasiosa de la economía, una visión mágica de la economía, según la cual la economía se mueve por órdenes de determinados burócratas, funcionarios o gobernantes. Es que todo depende del carácter de quien gobierna para que la economía vaya mal. Es decir, este tipo de ingenuidades o infantilismos, como los que ha declarado Bellido, o de ignorancias, nos llevan, pues, a un callejón oscuro que no tiene nada de ingenuo. Y nos llevan a una situación en la que, a mí me paran en la calle y me preguntan qué hago, no me alcanza, han subido los alimentos, ha subido todo. Y yo qué les puedo contestar, no sé. No les puedo decir absolutamente nada porque tampoco depende de mí que suba o baje el dólar. El presidente tiene su cerebro dividido en compartimentos estancos, en células que no se comunican entre sí. Entonces, para él no hay ninguna consecuencia entre lo que dice y lo que pasa con el dólar. Nadie se lo hace ver.

(*) Periodista

(*) La empresa no se responsabiliza por los artículos firmados.

Related Articles

Agregue un comentario

Su dirección de correo no se hará público. Los campos requeridos están marcados *

Check Also
Close
Back to top button