Una cartera de trabajo a la medida del Bicentenario ¿Y las reformas para cuándo?

Se acabó la incertidumbre electorera, y al final fue proclamado Pedro Castillo como Presidente en el año del Bicentenario. El discurso del 28 no fue nada claro y dejó un poquito de aliento esperanzador, pero cuando se debieron tomar decisiones en beneficio del país salieron a relucir los intereses radicales que ningún demócrata puede tolerar.

La improvisación, desorden y el irrespeto a los protocolos que deben cumplirse por la solemnidad que emanan de éstos, solo nos hacen pensar que se nos vienen días oscuros, salvo que la realidad de los hechos demuestre lo contrario.

¿Desde cuándo para ocupar un cargo tan importante como es el Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo no se exige experiencia profesional?

No es cuestión de nombres ni de personas, sino de preparación adecuada para lograr un adecuado manejo de los conflictos que suscitan en toda relación de trabajo.

Ya tenemos a un nuevo Ministro de Trabajo, y esperamos que la labor del Sr. Iber Maraví Olarte se encuentre a la altura de lo que significa un portafolio tan sensible, cuya conflictividad entre trabajadores y empleadores se ha recrudecido en esta Pandemia.

Ser sindicalista no puede descalificar a una persona, pero creemos que el manejo que se espera del nuevo Ministro, tendría que estar a la altura de la situación tan complicada que vive el país con más de 2.2 millones de desempleados como consecuencia del covid-19.

Las reformas laborales deben ser inmediatas, y debe tenderse el puente de negociación entre los gremios sindicales y los representantes del sector empresarial.

No basta imponer reformas que perjudiquen al sector empleador, sino por el contrario promover medidas atinadas para recuperar los puestos de empleos, más aún si el INE ha concluido que en la actualidad más del 77% son prestaciones laborales informales.

Todos debemos apoyar para que el país salga adelante, pero propuestas y decisiones antojadizas y bajo la mesa no se pueden permitir en el Perú, más aún si éste se encuentre fragmentado y en agonía económica y social. Sr. Ministro tiene la gran oportunidad de componer la mejor melodía a través de propuestas claras y concretas que todos los peruanos estamos esperando.

No solo basta radicalizar las medidas de inspección laboral, pues hace mucho tiempo que la SUNAFIL ahorca al sector empleador amparado en facultades y Directivas internas controversiales que afectan los principios reguladores del debido proceso administrativo. Por último, se pretende continuar con los programas sociales cuando se conoce que la precarización del empleo es más fuerte que la formalización laboral.

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(*) Abogado Laboralista

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