
Otro horrendo crimen viene a demostrar la ineficiencia e insensibilidad con la que a veces trabajan en el Poder Judicial y la Policía Nacional. El triste final de la joven Sheyla Cóndor Torres, quien fue asesinada y luego desmembrada por un sujeto que sería el suboficial PNP Darwin Marx Condori Antezana en una vivienda de Comas, pudo evitarse si estas dos instituciones hubieran actuado correcta y oportunamente.
Este caso tiene un antecedente que pasó inadvertido por las narices de las autoridades. En enero del año pasado, tres amigas denunciaron que Darwin Condori que las llevó con engaños a su departamento, donde los esperaban otras personas. Allí, sin que ellas se den cuenta, les pusieron una sustancia en el licor para que pierdan el conocimiento. Luego abusaron de ellas.
Al volver en sí, las jóvenes fueron a la comisaría y pusieron una denuncia por violación contra dos policías —uno de ellos Darwin Huamaní— y otras personas. Los exámenes médicos legistas confirmaron el delito y la Fiscalía pidió prisión preventiva para los denunciados. Sin embargo, la medida fue rechazada por la jueza del Juzgado de Investigación Preparatoria de Delitos Asociados a Violencia contra la Mujer e Integrantes del Grupo Familiar.
Dicha magistrada solo dictó medidas de protección para las tres víctimas y el proceso empezó con esa lentitud que ya conocemos. Desde entonces ya se van a cumplir casi dos años y el caso se encuentra recién en la fase de control de acusación. Ese proceso, seguramente, terminará cuando Darwin Condori esté preso por un crimen que cometió cuando debió estar en la cárcel por otro delito. Increíble, pero cierto.
El escabroso curso que tomó esa denuncia demuestra que la justicia es lenta incluso en los casos de violación, y deja libres con gran facilidad a sujetos que son un peligro en las calles. Si la jueza hubiera aceptado la prisión preventiva para el suboficial Condori, Sheyla Cóndor ahora estuviera con vida.
Y si la PNP hubiese sometido al policía a los procesos administrativos y disciplinarios que correspondían, dada la gravedad de la denuncia, el Ministerio del Interior habría dispuesto al menos su separación temporal del cargo.
Pero parece que nadie hizo nada, pues Darwin Condori no dejó de trabajar de policía y seguía en sus andadas. Pero hay más. Resulta que la familia de Sheyla Cóndor denunció la desaparición de esta en la comisaría de Santa Luzmila de Comas, pero la rechazaron y no le dieron trámite. El policía Darwin Condori aprovechó ese tiempo para darse a la fuga. Es una larga cadena de errores. Mañana continuamos. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.