
Escribo este artículo, motivada por una convicción patriota que fue sembrada en mi y en los de mi generación, en nuestras aulas escolares a través de la educación cívica, en donde nos enseñaron a amar a nuestra patria, a nuestros símbolos patrios, a nuestros héroes, a nuestra historia y cultura pre hispánica y republicana.
Posteriormente, desde las aulas sanmarquinas, me tocó ver el accionar terrorista y saber que contaba con la protección de nuestras valerosas Fuerzas Armadas, que como acción cívica pintaron nuestras aulas infestadas de pinturas senderistas, permitiéndonos estudiar dignamente y nos brindaron protección física de manera ininterrumpida, gracias a la decisión política del Ing. Alberto Fujimori.
Los que vivimos la insania terrorista fuimos testigos presenciales de la ofrenda viva de nuestros valerosos policías y militares, que dejando sus hogares salían a defendernos, sin saber si volverían a ver a sus familias.
En ese camino ofrendaron sus vidas dejando miles de huérfanos y viudas que hasta hoy lloran sus muertes. Posteriormente enfrentaron otra guerra, la de los peruanos traidores a la patria: los caviares pro terroristas y la persecución que desde el poder comenzaron a ejecutar judicialmente contra ellos, por una venganza política debido a la derrota militar que sufrieron sus camaradas terroristas, en el campo de batalla llamado Perú.
Hoy, como la historia se repite, los caviares vuelven a traicionar al Perú; esta vez desde el diario Perú 21, con estrategias para frustrar la compra de los veinticuatro aviones de guerra que está requiriendo la FAP, para fortalecer la capacidad disuasiva del Estado peruano, en defensa de nuestra integridad territorial y soberanía nacional del Perú.
Chichi Valenzuela, directoria del diario Perú 21 y el espía chileno Christian Faundes, columnista de dicho diario que ahora funge de periodista y profesor universitario, están orquestando una campaña mediática que detenga la compra de dichos aviones de guerra. Los motivos que dicha “periodista” peruana tendría para traicionar a la patria, quizás obedezcan a la inyección de dinero que necesita su diario a punto de quebrar, capaz de comprar conciencias y voluntades de los Judas del Perú.
Los peruanos que sí tenemos bien plantado en nuestros corazones, la semilla del amor a la patria, somos más que los que la traicionan y venden sus conciencias por un plato de lentejas.
La Defensa Nacional del Perú es un deber constitucional que todo peruano debe ejercer de manera firme y consecuente, no hay espacio para los traidores ni para los cobardes, que lo sepan bien nuestros vecinos de los cinco países limítrofes: los patriotas peruanos queremos la paz, por ello estamos firmes y preparados para la guerra.
(*) Presidenta de Abogados Patriotas del Perú.
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