Como dice la expresiva antigua frase “tirios y troyanos” se han juntado para destacar la excelente preparación, conducción y ejecución del foro de APEC realizado en nuestro país, con gran éxito por cierto, materializado además por las importantes declaraciones y acuerdos, tanto grupales como bilaterales, que lograron suscribirse. Sin desmerecer lo expuesto, que hemos destacado en entrevistas y declaraciones periodísticas, creemos que también hay que señalar deficiencias, no de los organizadores y conductores del foro, sino de otras instituciones, que sin tener nada que ver con el evento pudieron ensombrecerlo.
En efecto, hay dos situaciones que pudieron generar un clima nebuloso en el trascendental foro que relaciona a países importantes de América con los del Sudeste Asiático. Las situaciones a las que nos referimos son las decisiones jurisdiccionales preliminares en el sonado caso de la Federación Peruana de Fútbol y también los ascensos a los más altos grados en la Policía Nacional del Perú.
Como todos sabemos, había más que sospechas sobre oscuros manejos económicos en la Federación Peruana de Fútbol, sobre todo relacionados con la transmisión de los partidos, que dejó a miles de hinchas sin la posibilidad de ver los partidos del club de sus preferencias o de la selección nacional a través de la televisión. Días antes del foro de APEC, la autoridad judicial ordenó allanamientos e incautaciones en las oficinas de la Federación Peruana de Fútbol, así como en algunos clubes y domicilios particulares, e incluso se dispuso la detención de diversas personas.
No dudamos en forma alguna de las facultades y atribuciones que ejercieron con arreglo a ley las autoridades del Ministerio Público y del Poder Judicial. La objeción es respecto a la oportunidad, pues hacerlo días antes de APEC pudo dejar la sensación de que en nuestro país, hasta en el deporte con más seguidores, hay corrupción. Bien se pudo esperar algunos días, aunque como se dice “la justicia es ciega” y está representada por una dama con los ojos vendados, sosteniendo los dos platillos de la balanza. Levantar un poquito la venda, en pro de la buena imagen de nuestro país, no tendría por qué obstruir las investigaciones que se están efectuando.
El otro acontecimiento es el de los ascensos al grado de teniente general y de general en la PNP, que se publicaron en el diario oficial “El Peruano”, en la edición correspondiente a uno de los días del foro de APEC.
Felizmente, no desmotivó a los miembros de la institución policial a cumplir a cabalidad, con tino y mesura, su responsabilidad de mantener el orden público y evitar actos de violencia, vandalismo y agresiones que pudieron afectar el desarrollo de APEC. En nada se perjudicarían las disposiciones de ascensos en la Policía, con haberlas anunciado unos días después y no simultáneamente con el citado foro.
La oportunidad de las decisiones es tan importante como la calidad y justicia de aquellas, lo que hay que tener muy presente para ulteriores eventos, pues cuando la imagen del Perú puede ponerse en cuestionamiento, todos tenemos la obligación cívica de actuar en consecuencia.
Marco Tulio Cicerón decía que la mujer del César no solo debía ser honesta sino parecerlo. Si hubiese vivido en estos tiempos, hubiera agregado que también oportuna.
(*) Expresidente del Consejo de Ministros.
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