La Constitución Política del Perú establece un diseño constitucional sui géneris y alude a un sistema de Gobierno en puridad mixto o compuesto en la medida en que combina instituciones del presidencialismo con el parlamentarismo.
En ese contexto, el Poder Ejecutivo tiene una estructura singular: por un lado, aparece la figura del presidente de la República, que es jefe de Estado, es decir representa mayestáticamente a la Nación; también es jefe de Gobierno, vale decir que establece los planes, programas y políticas que habrán de cumplir los distintos sectores de la administración pública.
También es jefe de las Fuerzas Armadas, jefe de la Policía Nacional y es el que dirige la política exterior. Sin embargo, en la práctica nada de ello se condice con lo que la norma exige. El presidente no conduce, no dirige, ni labora o aprueba planes.
En segundo lugar, aparece el Consejo de Ministros que tiene como principal tarea, aparte de conducir los servicios públicos y de aplicar los planes de Gobierno, ejerce también de manera individual o colectiva un control intra orgánico; es decir, se encarga de verificar si las decisiones que dispone el presidente son constitucionales, éticamente viables y políticamente responsables.
Para ello se requiere de un presidente del Consejo de Ministros que no solamente sea el portavoz del Gobierno; sino que sea el ente de coordinación, de enlace y de generación de políticas de concertación con los distintos órganos del Estado. Obviamente el actual presidente del Consejo de Ministros no está en condiciones de ofrecer esas garantías por su temperamento y su personalidad.
En lo que se refiere a los ministros de Estado, hay varios de ellos que son claramente ignaros en la materia que les ha tocado conducir. En segundo lugar, son políticamente discutibles y, en tercer lugar, son éticamente repulsivos a la moral social.
En consecuencia, si este gabinete quiere obtener el voto de confianza obligatorio, necesita urgentemente ingresar al taller de mecánica política y hacer las reparaciones obligadas. Sin esas reparaciones, por lo menos en sectores como Energía y Minas, Justicia, Salud, Transportes y Comunicaciones, obviamente el Congreso no debería otorgarle la confianza.
(*) Expresidente del Tribunal Constitucional
(*) Exministro de Justicia
(*) La empresa no se responsabiliza por los artículos firmados.
