Opinión

Se inicia el exterminio de los caviares

Por: Luciano Revoredo

Los caviares, esa casta parásita de la política peruana, definida brillantemente por López Aliaga como aquellos seres que nacen, crecen, viven del estado, se reproducen y mueren, están en crisis.

Si miramos para atrás podemos comprobar que en los últimos treinta años han sabido siempre como subirse al coche del gobierno y permanecer ahí como sanguijuelas, siempre pretendiendo imponer su visión del mundo a través de políticas de estado.

Son los caviares los que han impuesto la corrección política, la perversa manipulación de los derechos humanos, la ideología de género, las cuotas étnicas, el cuento de los pueblos originarios, las trampas medioambientales para también vivir de la inversión privada, la agenda homosexual, etcétera. A la par se han vendido como expertos en todo y consultores en todo tipo de generalidades.

Hay que reconocer que han tenido la habilidad de convertirse falsamente en el fiel de la balanza. Han logrado reptar para posicionarse y medrar de todos los gobiernos. Han sido capaces con su manejo de medios y la influencia de sus oenegés de influir en el electorado y que siempre gane el más afín a sus postulados. Han logrado incluso que parte de quienes se creen de derecha, piensen en categorías neomarxistas sin percibirlo, ese es su mayor logro, que una equivocada tolerancia les permita imponer sus dogmas gramscianos como verdades de un catecismo delirante.

Pero, aunque parezca increíble les llegó su hora. Quien los va a exterminar no será la derecha bobalicona siempre tolerante con el error, siempre dispuesta a otorgarles derechos a los que la quieren destruir. Quien los va a exterminar es la extrema izquierda, la izquierda neosenderista que ha llegado al poder con Castillo y Cerrón. Esa izquierda que los desprecia y que los ha utilizado para ganar la elección. Hemos asistido todos a la deshonra caviar, los hemos visto tratar de subirse al tren de Cerrón renunciando a todos sus principios. Esa es su verdadera condición, los caviares siempre serán los oxiuros de la política.

Es así que en la campaña electoral callaron ante todas las tropelías del JNE y la ONPE. Su odio a Keiko Fujimori podía más. En el camino los vimos despojándose de toda dignidad para pretender pasar por dignos. Entonces las feminazis que habían denunciado el machismo de Cerrón , los del clan LGTB que denunciaban la homofobia de Bellido y otros muy dignos llamaban a votar por Castillo, porque lo domarían, se tendría que moderar, porque se iba a caviarizar. Castillo como Nadine Heredia terminaría comiendo chocolates Godiva y comprando camisas Prada o Gucci. No calcularon bien.

Hoy en día la principal guerra política no es entre la derecha y los comunistas, no, la guerra a muerte es entre los marxistas leninistas de Perú libre y los aburguesados rojos de la izquierda caviar.

Los caviares están dispuestos a todo para seguir chupando la sangre al país. ¡Lo que sea por un ministerio! Es así que mientras Verónika Mendoza calla, Marisa Glave mira a otro lado y a Pedro Francke la dignidad le dura lo que un cubo de hielo en un whisky on the rocks, Cerrón les otorga un par de ministerios como limosna a cambio de su soporte político mientras se empodera y termina de destruirlos. Lo importante para él es sostener su gabinete, para los caviares seguir adheridos al poder. Por lo bajo la guerra es a muerte.

(*) Analista político

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