Opinión

Rivales también juegan en pared

Por: Martín Valdivia Rodríguez

Dicen que los polos opuestos se atraen. La física no es lo mismo que la política, pero cuando la extrema derecha y la izquierda radical unen sus votos a favor o en contra de un proyecto de ley, una acusación o una elección en el Congreso, queda demostrado que del odio al amor no hay mucho trecho, si de por medio hay ciertos intereses en común, aunque se trate solo de un affaire, un flirt ocasional e interesado. O, como le llaman ahora, un “choque y fuga”.

La izquierda radical y la extrema derecha, que en teoría son como el agua y el aceite, unen sus fuerzas para apoyar a uno de los candidatos a defensor del Pueblo. No es la primera vez que las facciones más antagónicas de la política no tienen empacho en limar asperezas para colocarse en el mismo equipo y jugar en pared en busca del gol en el mismo arco. Estos malabarismos de la política son cada vez más frecuentes.

Un político usó las redes sociales para intentar justificar esta suerte de alianza con un curioso mensaje: “La unidad de los opuestos: los opuestos no son necesariamente excluyentes, sino que pueden coexistir y estar interconectados, inclusive en algún momento ser idénticos”. En este concepto se apela a la llamada ley de la contradicción de la dialéctica marxista, según la cual, los contrarios pueden coexistir en determinado momento si se dan ciertas condiciones.

Los antecedentes de estos principios datan de la lógica de la Grecia antigua, cuando —con un abordaje metafísico— fueron estudiados por Platón, Aristóteles y Heráclito. Aunque su desarrollo como fundamentos de la ideología vino con Kant, Marx y Lenin, entre otros. La izquierda, por lo menos la intelectual, recoge los postulados de estos dos últimos y propugna la “ley de la unidad y lucha de contrarios”.

Un hecho de relevancia en la historia mundial donde se dio esta unidad de contrarios fue la reunión que sostuvieron Winston Churchill, primer ministro de Gran Bretaña, y Joseph Stalin, gobernante de la entonces URSS, quienes suscribieron el Acuerdo de los Balcanes para dividirse las áreas de influencia de ambos países.

De manera que sí se puede dar esta unión de contrarios en determinadas circunstancias políticas. Sin embargo, esta facultad camaleónica resulta sospechosa cuando se da para la elección del defensor del Pueblo, el funcionario que preside la Comisión Especial para la elección de los miembros de la Junta Nacional de Justicia (JNJ), que se encarga de nombrar, destituir y ratificar jueces y fiscales a nivel nacional. O sea, en el fondo de la olla de grillos hay una presa apetitosa.Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.

Related Articles

Agregue un comentario

Su dirección de correo no se hará público. Los campos requeridos están marcados *

Back to top button