Opinión

Recordando a Churchill

Por: Martín Valdivia Rodríguez

“La democracia es la necesidad de doblegarse de vez en cuando a las opiniones de los demás”. Lo decía Winston Churchill, uno de los políticos más influyentes del siglo XX, periodo en que la democracia, como sistema político, empezó a experimentar grandes cambios. Porque si bien la democracia tuvo su origen en la Grecia antigua, especialmente en la polis de Atenas, es en el llamado “siglo de la vanguardarización” cuando logra auge y se consolida. En el Perú del siglo XXI, la frase de Churchill cobra vigencia. Ante una crisis insostenible, que no resiste ya más argumentos legales ni llamados a la sensatez, la presidenta Dina Boluarte ha dicho que, si el Ejecutivo y el Legislativo actúan con responsabilidad, solo les queda decir “nos vamos todos”.

Nadie podría afirmar que, a Churchill, uno de los principales artífices de la victoria británica en la Segunda Guerra Mundial, le temblara la mano y que haya tenido un carácter blandengue, pues más bien lo caracterizaba un liderazgo enérgico, calculador y hasta oportunista. Sabía de tácticas y estrategias políticas, diplomáticas y hasta militares. Sin embargo, Churchill comprendió que, ante determinadas circunstancias, en democracia es necesario ceder ante las opiniones de los demás.

Lo que parece una abdicación o una claudicación, es en realidad la aceptación de una realidad. El primer ministro de Inglaterra no solo se refería a que, en democracia, las minorías tienen que doblegarse al voto de las mayorías, sino también que un político, por más que lo asistiese la razón y sus argumentos sean claros, tiene que comprender que hay situaciones que van más allá de la argumentación certera, desde el punto de vista básico del sentido común hasta el sustento en materia legal.

La noche del sábado hubo una muerte más como consecuencia de las protestas violentas, de los disturbios provocados por los vándalos que se infiltran en las protestas. Ya van cerca de 60 muertes y la conflictividad social no da visos de llegar a su fin. Hay destrucción y muerte en una ciudad. Los manifestantes se cansan, pero descansan y luego vuelven a la carga en otra ciudad, muchas veces con más violencia.

Resulta que la palabra “que se vayan todos” no solo es el clamor de los violentos, sino también de muchos peruanos que se han guardado un rencor, un resentimiento que explotó tras el intento de golpe del expresidente Castillo. La intención de Dina Boluarte era quedarse al menos hasta el 2024 para propiciar las reformas necesarias para un nuevo proceso democrático. Pero entendió que persistir es peligroso. ¿Los congresistas tendrán similar rapto de sensatez?. Hoy lo sabremos. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.

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