Este domingo 11 de abril no solo elegiremos al presidente de la República, sino también a sus vicepresidentes, al mismo tiempo que a los 130 congresistas y a los cinco miembros del Parlamento Andino. Eso quiere decir que, además de decidir por qué candidato presidencial votar, la población también debe hacerlo por los parlamentarios, tanto del Legislativo peruano como del organismo supranacional. Hay bastante que analizar para elegir, pues ya muchas veces los peruanos se han equivocado al marcar por un candidato que después resultó ser una gran decepción.
Lo primero que deben saber los electores es identificar con claridad qué funciones realizará cada funcionario a elegir. La Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE) explica, por ejemplo, que el presidente ejerce la jefatura del Poder Ejecutivo, Fuerzas Armadas y Policía Nacional del Perú, mientras que los vicepresidentes reemplazan al presidente en circunstancias determinadas por la Constitución.
Por su parte, los congresistas representan a la ciudadanía, es decir, escuchan sus preocupaciones y propuestas, a la vez que tienen la función de legislar, que es proponer y aprobar, mediante el debate, leyes que beneficien al país. Además, los congresistas fiscalizan o ejercen control político al Gobierno y a la administración pública en general.
Mientras que los miembros del Parlamento Andino proponen medidas sobre problemas que afecten a la Comunidad Andina en materias de educación, migración, seguridad, ambiente, cambio climático, emprendimiento, entre otros. Lamentablemente, estos funcionarios han venido trabajando aisladamente, desconectados del Congreso, por lo que su función no ha tenido, por lo menos hasta ahora, mayor relevancia.
Hay algunos candidatos al Congreso que ofrecen la construcción de obras públicas a sus pueblos, cuando ellos no tienen capacidad ejecutiva y a lo sumo pueden proponer y denunciar el abandono por parte de gobierno, para motivar que el Ejecutivo o la municipalidad, según corresponda, tomen cartas en el asunto.
Los electores tienen el deber cívico de asistir a las urnas para sufragar y también de votar bien, por quien lo merezca y esté en capacidad de gobernar el país o de ocupar una curul en el Congreso o el Parlamento Andino. Recordemos que los últimos presidentes, cuando fueron elegidos, gozaban de un amplio respaldo de la población, pero cuando dejaron el cargo, por el término de su mandato o la vacancia, eran rechazados por casi todos los peruanos.
