Nací en los 70s. Vi a un hombre débil en el gobierno como Fernando Belaunde, la esperanza de la juventud era Alan, pero nadie imaginó que era un adolescente magnánimo, luego nos burlamos de una campaña de un chino en tractor, cuando en verdad era japonés y testaferro político del gobierno anterior y se envalentonó cambiando la Constitución salvando al país del abismo, aunque luego el poder se lo comió y escupió a un tirano, con la productividad de un narco basado en una inteligencia gerenciada por VLADI, a lo vieja escuela tipo Putin o GESTAPO.
Luego, como todo ciclo democrático, volvimos al actor manejado, no estábamos preparados para un colorado como PPK que necesitaba un testaferro étnico, quien resultó etílico, perfectamente manejable, el Perú parecía un bus escolar manejado por un borracho, pero solo era un actor así que no hubo consecuencias, luego salió el primer rasgo de baja autoestima nacional, votar por el que te violó, tal como mujer golpeada que protege al victimario votamos por Alan, mucho más experimentado, como ladrón que entra y sale de la comisaría y hasta saluda a los policías como colegas de la película. Asoma la izquierda y llega OLLANTA, un castrense muy bien castrado, auspiciado por los judíos, que no contaron con que era testaferro de su propia mujer, la usurpadora, la socialista con Rolex, experta en bloqueos y especialista de la nada. Luego reaparece el buen PPK para proteger y blindar el caso ODEBRECHT pero no contaron que un presidente necesita cierta salud mental y física porque es la era de los HATERS, ganó un Colorao por milésimas, por ser menos malo, con un congreso lleno de terratenientes de los traviesos del país, pero su cuerpo ya no producía las sustancias químicas que mantienen la cordura y se volvió inmanejable, siendo relegado y manoseado por sus vices, pariendo un lagarto, un hombre frío y cuadrado como todo maestro de obra, torpe y mitómano, pero aun así un villano de pacotilla que no pudo con un Merino con tufillo de la portátil, un quema llantas cobrando su cupo como todo un sindicalista.
Aún no sabes votar porque no entiendes el pasado, quien no conoce su pasado es víctima de su futuro, hoy las elecciones parecen una comedia depresiva sin códigos, ignorando por completo a la población que ya no es la misma, pues ya no se mide por DNIs sino Por smartphones.
(*) Director de OCTOGONOROJO.org
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