
La semana pasada, profundizando en su política arancelaria, Donald Trump anunció que compensará a los agricultores que han resultado afectados por la guerra comercial. Precisó: “A los grandes agricultores de Estados Unidos: prepárense para empezar a producir mucho más producto agrícola para vender DENTRO de Estados Unidos. Los aranceles se aplicarán a los productos externos el 2 de abril. ¡Divertíos!”, según anunció Trump a través de un mensaje en su red social, Truth Social.
Asimismo, el lunes 3 entraron en vigencia los aranceles del 25% para Canadá y México y un 10+10 para China. Sin embargo, dos días después se anunció una nueva tregua sobre los flamantes aranceles de los vecinos en un intento de parar las fuertes caídas en los mercados bursátiles, pero no se consiguió el objetivo. Un día después (viernes), Trump amenazó con nuevos aranceles sobre la madera y los productos lácteos canadienses (250%).
Los negativos efectos de las políticas de Trump se empezaron a evidenciar cuando hace unas dos semanas la Reserva Federal de Atlanta presentó un informe en el que estimaba que al 25.02.2025 el PBI de EE. UU. ya se encontraba en terreno negativo (-1.5%). Posteriormente, la Reserva Federal de Atlanta actualizó sus cifras al 04.03.25, evidenciando una profundización de la caída del PBI, al -2.8%.
La principal causa fue la caída de las exportaciones netas por el aumento de las importaciones debido al adelanto de compras antes de la entrada en vigencia de los nuevos aranceles, originando un déficit comercial récord en enero. El tema de los aranceles, que Trump estuvo anunciando intensamente durante toda su campaña electoral, ha sido el principal tema en lo que va del gobierno. Acompañado de avances y retrocesos, peleas, amenazas, prepotencia, falta de respeto al ordenamiento legal nacional e internacional, etc., lo que ha generado elevada inestabilidad y caos en los mercados.
Otro problema importante es que numerosos productores, ante los incrementos arancelarios y los problemas referidos, optaron por esperar para ver qué sucede, lo que paralizó una parte de la economía. Asimismo, diversos agentes económicos, al tomar conocimiento de las cifras de la FED de Atlanta y la violenta caída de las cifras del PBI de +2.2% a -2.8% en tan pocos días, han adoptado una posición más conservadora.
El nivel del daño que las políticas actuales causarían a EE. UU. dependerá de cuán rápido cambien o modifiquen las políticas vigentes. Especialmente si insiste en imponer los aranceles recíprocos, que serían iguales a los derechos que enfrentan las exportaciones estadounidenses en el extranjero. Como resalta The Economist: “Los aranceles recíprocos serían un golpe fatal para el sistema de comercio global, bajo el cual cada país tendría una tasa universal para cada bien que no está dentro de un acuerdo de libre comercio”.
Por otro lado, se especula si continuarán o se profundizarán las caídas en los mercados bursátiles, o si la inflación escalará, lo que podría presionar a Trump para que cambie de políticas, pero como a él no le gusta perder, no se sabe.
En ese sentido, un posible elemento positivo para nosotros que podría presentarse es que, ante los efectos negativos que están generando en la economía de EE. UU. las políticas de Trump, este cambie o disminuya las que iba a efectuar en el futuro (las que afectarían al cobre, frutas y hortalizas).
(*) Economista.
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