Una vez más, la ley del péndulo da señales de vida en la política de Latinoamérica. Cuando se había dado un giro a la izquierda y se configuraba un mapa político dominado por gobiernos de tendencia progresista, en Chile la derecha empieza a recuperar terreno tras las elecciones para elegir a los 50 consejeros constitucionales que deberán redactar la nueva Carta Magna. Es decir, la derecha comandará el proceso que la izquierda propuso y exigió para cambiar la Constitución. Algo contradictorio, pero, como dice un dicho, la ley del pueblo es la ley de Dios.
Tras los comicios del último domingo en el país del río Mapocho, el bloque de la derecha obtuvo el 56,5% (un 35,5% de la extrema derecha del Partido Republicano, de José Antonio Kast, y un 21% del tradicional Chile Seguro). Por su parte, entre la izquierda y el centro alcanzaron un 37,5% (un 28,5% Unidad para Chile, del actual presidente, Gabriel Boric, y un 9% Todo por Chile). Y el populista Partido de la Gente, apenas el 5,5%.
Curiosamente, el partido Kast, que perdió las elecciones presidenciales celebradas en noviembre del 2021, se impuso por un margen considerable al del vencedor de esa contienda, Boric, quien ha aceptado los resultados desde la Casa de la Moneda.
Hace apenas una semana, el 30 de abril, en Paraguay, la derecha ya había hecho el primer guiño a la derecha en Latinoamérica con el triunfo del conservador Santiago Peña (Partido Colorado) sobre Efraín Alegre, líder de una coalición de centroizquierda. Sin embargo, estos resultados en realidad no fueron ninguna sorpresa porque la Asociación Nacional Republicana, como se llama oficialmente el Partido Colorado, mantiene una hegemonía de 70 años en el poder en Paraguay.
Los resultados de las elecciones constitucionales en Chile sí constituyen una clarinada de alerta para la izquierda, que se estaba acostumbrando a ganar elecciones en Latinoamérica. Las crisis económicas y sociales en Argentina y Bolivia, entre otros países de gobernantes izquierdistas, podrían ratificar la vigencia de la denominada ley del péndulo, ese movimiento dialéctico que produce una oscilación que permite una alternancia en los gobiernos por parte de la izquierda y la derecha.
En el Perú se da un caso especial. Las elecciones fueron ganadas por un candidato de izquierda, pero este fue vacado y su lugar fue tomado por una excorreligionaria suya que se movió al centro y muchos dicen que avanzó hacia la derecha. Cierta o no dicha conjetura, el precedente podría influir para que la balanza se incline hacia uno u otro lado. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.
