
A pocas horas del plebiscito por el “apruebo” o “rechazo” a la nueva Constitución en Chile, un niño señalaba el camino que conduciría al destino final de la propuesta. El pequeño, montado en una bicicleta, daba vueltas alrededor del presidente Gabriel Boric, quien en ese momento declaraba en una conferencia de prensa. Los periodistas miraban y prestaban más atención al niño que a Boric, cuyas palabras parecía que se las llevaba el viento o caían en saco roto.
El actual presidente ganó las elecciones en setiembre del 2021 con el 55%. Según las encuestadoras, en marzo pasado, cuando asumió el mando, su popularidad había subido a 55.5%. No obstante, conforme fue deshilvanando su gestión y con ello dejando traslucir sus defectos, el respaldo ha ido cuesta abajo. Hoy tiene 24.2% de aprobación y 57.8% de desaprobación, según la encuesta de Pulso Ciudadano.
En realidad, el apoyo a la nueva Constitución era más alto que el que logró conseguir Boric en el pico de su popularidad. En el plebiscito de octubre del 2020, el 78.28% de chilenos expresó su conformidad con la redacción de una nueva Carta Magna.
Es decir, la mayoría estaba de acuerdo con que se reemplace a la actual Constitución, que data del régimen del dictador Augusto Pinochet. Sin embargo, a menos de seis meses del actual gobierno, las palabras y decisiones de Boric y sus ministros fueron minando progresivamente el respaldo que tenía el régimen. Y ya sabemos que en la praxis de la política la sumatoria de esos factores socava la imagen y el apoyo de la población a un gobernante, sea de izquierda o de derecha.
Tal es así que, en el referéndum del último domingo, el “apruebo” apenas llegó al 38.08% y fue derrotado de manera aplastante por el “rechazo”, que alcanzó el 61.92%.
Hay una frase que se suele utilizar cuando una relación sentimental no funciona y una de las partes asume la responsabilidad del fracaso: “no eres tú, soy yo”. Eso es lo que debería estar pensando Boric al hacer el balance de los resultados del plebiscito del domingo.
Los chilenos parecen no haber rechazado la idea que hace dos años respaldaron —el “sí” a la nueva Constitución—, sino a quien la está enarbolando. Mañana analizaremos en qué medida el resultado del plebiscito de Chile puede influir en un eventual referéndum para una nueva Constitución en el Perú. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.