Opinión

No a las clases de odio

Cuando hablamos del adoctrinamiento de niños a los que se les inculcan ideologías y odios, la primera imagen que se nos viene a la mente es la de los llamados “pioneritos”, que desde los 5 hasta los 16 años eran adiestrados en el uso de armamento y manipulados para abrazar las consignas de terror y muerte de Sendero Luminoso en el Vraem. Salvando las distancias, los alumnos obligados por sus profesores a entonar cánticos contra el Gobierno y vociferar la frase “Dina asesina”, como ha ocurrido en Puno y otras regiones, también son víctimas de estos lavados de cerebro que alterarán su normal desarrollo emocional y social.

Una cosa es enseñarles a los alumnos de secundaria las principales corrientes filosóficas o las escuelas de pensamiento económico, como el idealismo y el materialismo; el capitalismo y el socialismo; la economía clásica, el mercantilismo, el marxismo, el neoliberalismo, etc. Que se los ilustre sobre la vida y obra de Adam Smith, David Ricardo, Thomas Malthus, John Maynard Keynes, Carlos Marx, Vladimir Lenin, Federico Engels y otros, conocimientos que, por cierto, son propios de la cultura general. Todo eso con el objetivo de despertar en ellos una conciencia analítica y crítica, a fin de que puedan tomar, en el futuro, sus propias posiciones de manera libre, sin presiones ni amenazas de ningún tipo.

Otra cosa es manipular las conciencias de esos alumnos, aprovechando su vulnerabilidad y su condición de menores de edad, para inculcarles pensamientos de odio e inducirlos a la violencia, el terror, la destrucción y la muerte.

Por eso, es importante el proyecto de ley, aprobado de recientemente por el Gobierno, que propone destituir a los docentes que integren cualquier “agrupación” con “ideología” contraria “al orden constitucional”. Los profesores también estarían obligados a enseñar sobre la base de los valores cívicos ciudadanos, los contenidos de la Constitución y el respeto por los derechos fundamentales.

El proyecto, que plantea modificar tres artículos de la Ley N° 29944, Ley de Reforma Magisterial, “en lo referido a los requisitos para postular a la Carrera Pública Magisterial, las medidas preventivas y la destitución”, ya se encuentra en el Congreso de la República, que está llamado a aprobarlo.

Repetimos, no se trata de coartar la libertad de pensamiento, sino de aplicar ciertas reglas teniendo en cuenta la edad de los escolares y los conocimientos apropiados para ellos en su proceso de desarrollo psicológico, social y cultural. Manipular sus conciencias para adoctrinarlos y adiestrarlos debería ser considerado no una falta, sino un delito y merecer un duro castigo. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.

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