
El martes 7 de diciembre, las fuerzas democráticas del Congreso derrotaron la propuesta golpista de la vacancia presidencial. Como manifesté anteriormente, respaldamos la voluntad popular que quiere cambios y rechazamos a las fuerzas totalitarias que quieren mantener el sistema.
El presidente Pedro Castillo debe entender que se ha ganado una batalla, pero la guerra continúa. Los congresistas de la ultraderecha obsesionados con la vacancia, cuando vean una nueva oportunidad, presentarán una nueva moción para vacarlo. El pueblo le está dando una nueva oportunidad y no debe defraudarlos.
Solamente hay dos formas de detener a la derecha reaccionaria: enfrentar frontalmente la corrupción venga de donde venga y cumplir con las promesas de la campaña electoral. La ruta está trazada, pero si usted sigue otro camino, no llegará a la meta; y los grandes perjudicados serán el pueblo peruano y las fuerzas políticas democráticas.
La crisis política y económica que heredó el gobierno ha generado una desconfianza hacia los políticos y eso afecta a todos los poderes del Estado. A eso hay que sumar la responsabilidad del Ejecutivo, con una lista de errores en designaciones, actividades nada transparentes y denuncias de corrupción de su entorno cercano.
Aunque no nos guste, en las calles se escucha: vacancia presidencial y cierre del congreso. La ciudadanía está dividida, no confían en: la democracia, la división de poderes, el estado de derecho y los partidos políticos. La Constitución actual ya no genera estabilidad y mantenerla puede generar daños irreparables.
Existe la necesidad impostergable de una nueva Constitución, que se empiece por discutir la economía social de mercado y el modelo presidencialista. La Carta Magna no debe priorizar los beneficios de las grandes empresas extranjeras y nacionales, y postergar a los trabajadores a nombre del crecimiento económico y la gobernabilidad.
Mi voto en contra de la vacancia es porque el gobierno de Castillo es un gobierno legítimo y constitucional, pero el presidente y el ejecutivo le deben muchas explicaciones al pueblo. Una cosa es detener a la ultraderecha y otra es cegarnos a las denuncias que deben ser investigadas y sancionadas de acuerdo a ley.
El pueblo peruano está esperando una transformación radical, para eso se movilizó en las últimas elecciones. El gobierno no puede mantener los lastres que tanto criticamos. La solución no será sencilla e inmediata, pero las acciones deben trasmitir un mensaje claro y honesto de que cumpliremos nuestro plan de gobierno.
Mi voto no es un cheque en blanco, mi voto es el sentir de todos mis hermanos, que exigen que se cumplan las promesas de la campaña electoral, que gobierne con el pueblo y para el pueblo. Los errores se pueden comprender, pero la traición al pueblo debe ser sancionada ejemplarmente.
(*) Congresista de la República por Perú Libre
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