Opinión

Lucha contra la delincuencia (II)

Por: Martín Valdivia Rodríguez

La delincuencia es un fenómeno que puede ser mitigado o revertido, pero no hay ningún método capaz de evitar que regrese. El escenario de la película “El vengador anónimo”, protagonizada por el legendario Charles Bronson, es la Nueva York de los años 70, de los asesinos en serie y las mafias de la droga. Entre los 80 y 90, la epidemia del crack hizo de la Gran Manzana una ciudad ultraviolenta, pero el plan Bratton logró reducir los altos índices de criminalidad. El exalcalde de Lima, Alberto Andrade, en el 2002, intentó replicar esa exitosa estrategia, pero no pudo hacerlo.

En 1989, en Nueva York el panorama era aterrador, cada día ocurrían 6 asesinatos, 8 violaciones y 419 delitos violentos. El entonces alcalde, el republicano Rudolph Giuliani, y el nuevo jefe de la Policía, William J. Bratton, diseñaron minuciosamente un plan contra el crimen. El documento llevaba el título de “Tolerancia cero” y resultó muy efectivo, pues entre 1990 y 2007 se redujo el índice criminal en un 77 %.

Sin embargo, como decíamos inicialmente, la delincuencia es un fenómeno de naturaleza social que pareciera que respondiera a leyes físicas. Como la materia o la energía, no se destruye, solo se transforma, se repliega o se esconde, para después reaparecer. Se pueden lograr grandes éxitos en la lucha contra la delincuencia, como en El Salvador de Nayib Bukele, pero pueden aparecer rebrotes o nuevas olas. Un ejemplo es Islandia, un país donde se redujo la delincuencia a tal punto que tuvieron que cerrar las cárceles, pero en los últimos años está experimentando una alarmante ola de delitos.

Lo mismo está ocurriendo en Estados Unidos. Las calles emblemáticas de Nueva York, que tras la aplicación del plan Bratton fueron sinónimo de seguridad y vitalidad, ahora son mudo testigo de una creciente ola de violencia. Según recientes datos del Departamento de Policía de Nueva York, se registra un aumento del 20 % en los asaltos callejeros y del 15 % en los robos a mano armada en comparación con el año anterior.

Lo mismo está ocurriendo en Lima, Trujillo, Chimbote y otras ciudades del Perú, lo que demuestra que la delincuencia es un problema mundial y cada vez más globalizado. Como todo cambia, el plan Bratton ya quedó desfasado. Se necesita otro plan, actualizado y que tenga en consideración diversos elementos nuevos que confluyen en la delincuencia, como la llegada de bandas criminales extranjeras, las nuevas rutas de la droga y la recurrencia de delitos como la extorsión, el sicariato, la trata de personas y la minería ilegal. Hay mucho que hacer para combatir todo este flagelo en el país. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.

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