Opinión

Los daños de la inestabilidad política

Por: Martín Valdivia Rodríguez

Una vez más, en el país hay una peligrosa inestabilidad política que le causa un grave daño a todos los peruanos, pues afecta el desarrollo económico, aumenta el riesgo país y ahuyenta las inversiones debido a la incertidumbre, todo lo cual genera menor crecimiento. El fenómeno de la inestabilidad política no es nuevo en el Perú, pero en estos tiempos es más recurrente y, por lo tanto, más dañino. Y, algo nuevo, esta vez involucra no solo a dos poderes del Estado —no solo al Ejecutivo y el Legislativo—, como frecuentemente ocurre, sino también al Ministerio Público.

La Fiscalía de la Nación es un ente autónomo, que no forma parte del Poder Judicial, el otro poder del Estado, que de algún modo es tocado tangencialmente en el conflicto, pero tiene una clara injerencia en el proceso político debido a que muchos protagonistas de este se ven involucrados en casos de corrupción. El problema es entre la fiscal de la Nación, Patricia Benavides, y la presidenta de la República, Dina Boluarte, con una participación dividida del Congreso. Es decir, algunos parlamentarios apoyan a una y los demás, a la otra.

Se dice que las causas de esta situación fueron los supuestos contubernios que hubo para la elección de defensor de Pueblo, Josué Gutiérrez; la inhabilitación de la exfiscal de la Nación, Zoraida Ávalos; y la remoción a los miembros de la Junta Nacional de Justicia (JNJ). A un bando le atribuyen una relación con Martín Vizcarra y al otro con el fujimorismo. Sin embargo, el asunto va más allá y compromete, según parece, a todo un tinglado de intereses personales y de grupo, donde abundan la conveniencia, el intercambio de favores, el oportunismo, los lobbies, las repartijas y todos los demás elementos que forman parte de la corrupción, esa lacra que es como un cáncer para el país.

Desde 1990 a la fecha debimos haber tenido siete presidentes, uno por cada quinquenio, pero hemos llegado a 11, de los cuales seis corresponden a solo los últimos siete años. Las crisis que enfrentaron dichos gobiernos llevaron a una inestabilidad no solo política, sino también social y económica.

La actual presidenta, en cerca de un año de gobierno, ya está enfrentando la segunda crisis política. Definitivamente, esta situación causará un deterioro en la economía y nos alejará de la reactivación económica que tanto nos cuesta lograr. Ya estamos cerca de la Navidad, un periodo esperado por miles de empresarios, desde los micro hasta los más poderosos, pues es cuando más ventas hay, pero la crisis política, una vez más, amenaza echarlo a perder todo.Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.

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