Opinión

León XIV y el desafío de la inteligencia artificial

Por: Tullio Bermeo Turchi

El nuevo Papa, Robert Prevost Martínez, ha elegido el nombre de León XIV, retomando una denominación que no se usaba desde hace más de un siglo. De inmediato, muchos lo vincularon con León XIII, recordado por haber afrontado con firmeza los grandes problemas sociales de su época, especialmente los relacionados con el trabajo y la industrialización. Su encíclica Rerum novarum marcó el inicio de la doctrina social moderna de la Iglesia Católica. Hoy, en un mundo profundamente transformado por la tecnología y la inteligencia artificial (IA), León XIV parece adoptar una actitud similar de compromiso con los grandes temas sociales.

A diferencia del pasado, los desafíos actuales no giran en torno a las fábricas ni a los conflictos obreros, sino al impacto de las nuevas tecnologías, especialmente de la IA. Esta herramienta está modificando profundamente la manera en que trabajamos, aprendemos, nos comunicamos y hasta cómo se toman decisiones que afectan directamente nuestras vidas. La Iglesia, como guía ética y espiritual, no puede permanecer al margen de una transformación que toca de manera directa la dignidad y los derechos de millones de personas. La presencia de la inteligencia artificial plantea dilemas éticos de gran complejidad.

¿Qué ocurre cuando un algoritmo se equivoca o discrimina? ¿Qué pasa si millones de personas pierden sus empleos ante la automatización creciente? ¿Y si la IA es usada para manipular información, generar noticias falsas o influir en elecciones explotando emociones humanas? Estas preguntas no son meras cuestiones técnicas, sino problemas morales profundos que exigen una reflexión responsable y urgente. Frente a estos desafíos, la Doctrina Social de la Iglesia ofrece principios sólidos que pueden orientar el camino. Señala que la tecnología debe estar siempre al servicio de la persona humana, respetando su dignidad y promoviendo el bien común. Advierte sobre los riesgos de exclusión, desempleo masivo y manipulación informativa, y llama a una ética basada en la solidaridad con los más vulnerables, la responsabilidad moral de quienes diseñan y aplican estas herramientas, y la participación activa de las personas en decisiones que afectan su vida.

Estos principios buscan garantizar un uso justo, humano y equilibrado de la inteligencia artificial. En uno de sus primeros actos no litúrgicos como pontífice, León XIV afirmó que las decisiones que afectan la vida humana no pueden dejarse únicamente en manos de sistemas automatizados carentes de juicio moral. Subrayó la necesidad de un verdadero “discernimiento”. Por el tono y contenido de sus declaraciones, no sería extraño que León XIV promueva un nuevo documento más profundo y actualizado sobre estos temas, como lo hizo el papa Francisco con Laudato si’, su encíclica sobre el cuidado del medio ambiente.

Todo indica que este nuevo pontificado busca responder con claridad y decisión a los desafíos del presente. La inteligencia artificial representa un terreno inexplorado donde la Iglesia debe defender activamente la dignidad humana, la verdad, la justicia y la responsabilidad moral. El papa León XIV asume con firmeza esta misión, en línea con una tradición que nunca ha temido enfrentarse a los grandes cambios. Su objetivo es guiar a la humanidad para que no se pierda entre códigos, datos y promesas tecnológicas desprovistas de alma, recordándole que el verdadero progreso no puede desligarse de los valores que nos definen como personas.

(*) Juez titular de la Corte Superior de Justicia de Ucayali

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