La trilogía del mal no es otra cosa que la suma de incompetencia, corrupción y comunismo que caracteriza al régimen de Pedro Castillo cuya vacancia por incapacidad moral permanente tiene sólida base constitucional e implica, después de cien días de desgobierno, una imperiosa necesidad para nuestro país.
La cantidad de personajes prontuariados nombrados por Castillo para cargos públicos durante sus malhadados cien días lleva a una primera reflexión: los comunistas peruanos tienen, en su mayor parte, proclividades delictivas o la carencia de cuadros para gobernar y su vinculación con los Dinámicos del Centro lo han conducido a escoger a sus colaboradores entre una gama de delincuentes.
Lo cierto es que Castillo encabeza un régimen comunista que en corto lapso se ha caracterizado por un pésimo manejo del Estado y la reiterativa aparición de antecedentes penales o la comisión de delitos por parte de sus integrantes en un escenario en el que ya son públicos y visibles los enfrentamientos de sus compañeros de viaje en una clara lucha por el poder y sus prebendas.
Si, como ya lo he señalado, en el Perú tenemos una economía mercantilista y no una economía social de mercado, su contrapartida es el manejo corrupto y mercantilista de la política por parte de visibles brokers del poder que, a través de sus congresistas, solo defienden sus intereses subalternos y, acostumbrados al intercambio por debajo de la mesa, siguen esperanzados en capturar a Pedro Castillo para utilizarlo en su propio servicio.
La moción de vacancia presentada por Patricia Chirinos en el Congreso ha sido juzgada inoportuna por algunos y rechazada por otros, pero ya tiene el apoyo de tres bancadas que representan 43 votos, con lo cual debe ser admitida a debate: por cierto no la respaldan ni el neo acciopopulismo, ni Alianza para el Progreso (otros dicen que es para el provecho) pero constituye un importante primer paso en una medida radical que se ha tomado en el pasado inmediato con argumentos contundentes pero de menor peso que los que condenan a Pedro Castillo.
El debate ya está formalizado en el Congreso y debe ser impulsado con vigor por quienes real y efectivamente creemos y practicamos la democracia. Tenemos la obligación de seguir en la lucha para salvar a nuestra patria.
(*) Presidente del Consejo por la Paz
(*) Presidente de Perú Nación
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