Opinión

“La mujer del César…”

Por: Martín Valdivia Rodríguez

Alguna vez creímos que la frase “La mujer del César no solo debe ser honesta, sino parecerlo” tenía una connotación machista. Sin embargo, al investigar su origen descubrimos que no es así y que el mensaje bien podría aplicarse a realidades políticas donde el Gobierno, como el actual, es blanco de ataques de todo calibre, algunas veces recalcitrantes y obcecados, pero otras, con argumentos consistentes.

En realidad, sí hubo motivos para dudar de la esposa de Julio César en la Roma antigua. Corría el año 63 a. C. y el César fue elegido pontífice, lo que le daba derecho a vivir en la Domus Publica, residencia oficial en la Vía Sacra. En esta casa, Pompeya, esposa del César, organizaba las fiestas de la Bona Dea (Buena Diosa), una antigua deidad romana en cuya fiesta anual estaba prohibida toda presencia masculina.

Sin embargo, el joven Publio Clodio Pulcro se disfrazó de mujer y logró ingresar con el propósito de seducir a Pompeya, objetivo que logró. Según otra leyenda, Pompeya asistió a una Saturnalia, orgía sexual que se permitían las damas romanas de la aristocracia en algunas oportunidades. Aunque el emperador aparentó no hacer caso a los rumores y afirmó que “La mujer del César está por encima de toda sospecha”, se divorció de todas maneras de Pompeya. Fue entonces cuando surgió la frase “La mujer del César no solo debe ser honesta, sino parecerlo”.

Así, los gobiernos, los ministerios y todo funcionario, por más alto que sea su cargo, no puede estar fuera de toda sospecha. Nadie tiene corona para eludir el ojo escudriñador de los congresistas, fiscales o representantes de las demás instancias de control público. Hay una cualidad que impide que quienes trabajan para el Estado no recurran al secretismo y el misterio, que da lugar a la sospecha y las maledicencias. Se llama transparencia y es síntoma de honestidad.

Y como la mujer del César, que no solo debe ser honesta, sino también dar muestras de su entereza moral, los funcionarios públicos también deben proyectar honradez e idoneidad para inspirar confianza. Hay ensañamientos, campañas de desestabilización, es cierto, pero los personajes o grupos cuyo único objetivo es tumbarse al Gobierno son plenamente identificables. La buena imagen debe proyectarse para todos. Al fin y al cabo, es el ciudadano el que, con su voto mayoritario, ha elegido. Es al pueblo al que deben mostrarle honradez y decencia. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.

Related Articles

Agregue un comentario

Su dirección de correo no se hará público. Los campos requeridos están marcados *

Back to top button