
Hace unas semanas, en el distrito de Pichanaki, Junín, un empresario se dirigió al banco para retirar 125 mil soles, pero cuando regresaba en su auto fue seguido por dos delincuentes armados a bordo de una moto lineal, quienes lo encañonaron y le arrebataron el dinero. Lleno de furia, el empresario pisó el acelerador y persiguió a los hampones, quienes en un momento llegaron a intentar dispararle. La víctima los embistió y la moto de los malhechores se estrelló contra un tráiler. Los dos ladrones murieron y ahora una fiscal pide siete meses de prisión preventiva contra el hombre de negocios.
El empresario, quien también resultó herido y en estos momentos se encuentra internado en un hospital del Junín, podría terminar en prisión si el juez acepta la solicitud de la fiscal Marilú Astucuri Córdova, quien pidió que se dicte esa medida pese a que los delincuentes estaban provistos de armas de fuego y en una motocicleta, con evidente ventaja. Es decir, no se dio el criterio de proporcionalidad y, por lo tanto, el empresario asaltado actuó en legítima defensa.
En el Perú se han presentado muchos casos de este tipo e incluso algunos se han convertido en mediáticos. Por ejemplo, el de Luis Miguel Llanos, conocido como el “Van Damme peruano”, quien dio muerte a dos delincuentes que intentaron asaltarlo cuando estaba con su novia. El Ministerio Público también lo denunció por homicidio simple, pese a que los ladrones lo atacaron primero.
Antiguamente, la defensa propia regía para administrar justicia en un caso de agresión y se resolvía mediante la famosa norma de “ojo por ojo y diente por diente” postulada de la Ley del Talión. Esta norma consistía en verificar que se haya realizado una agresión para luego imponer una sanción igual (acción y reacción) con una excesiva rigurosidad proporcional. En la actualidad no se concibe la proporcionalidad bajo esa óptica.
La delincuencia ha modificado su modalidad y también su ferocidad, ahora los hampones actúan con mayor violencia y hasta por robar un celular asesinan a una persona indefensa. Es necesario que, ante estas variaciones, la ley se actualice y resguarde la integridad física y la vida de los ciudadanos. Es realmente inaudito que una persona de bien, ante determinada circunstancia, tenga que usar la fuerza para defenderse y luego un fiscal pida que vaya a prisión. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.