Opinión

La Junta Nacional ¿de Justicia?

Por: Víctor A. García Belaunde

Al destaparse el escándalo del caso llamado “los cuellos blancos del puerto”, se filtraron unos audios donde se oían los tratos entre algunos jueces con los miembros del entonces llamado Consejo Nacional de la Magistratura Julio Gutiérrez, Guido Águila, Iván Noguera y Orlando Velásquez, acusándoles por tráfico de influencia, cohecho, etc. Se trataba pues, que una “organización criminal” se había introducido en el CNM donde 4 de sus 7 miembros eran cuestionados, mientras que Baltazar Morales, Herbert Marcelo y Maritza Aragón pusieron sus cargos a disposición del Congreso, y el 20/7/2018 por Resolución Legislativa N° 016-2017-2018-CR los removió a todos, porque adoptaban sus acuerdos en forma colegiada, como así se lee en uno de los considerandos que motiva dicha resolución.

Demás esta volver a explicar los aplausos y titulares que ocuparon esos días que con celeridad se separó a todos los integrantes del CNM, quedando este organismo en acefalía, cuya función principal es nombrar, ratificar y destituir a jueces y fiscales; es decir desde el 20/7/2018 hasta el 19/2/2019 en que se instaló la Junta Nacional de Justicia se paralizó las ratificaciones y destituciones de jueces y fiscales.

El Consejo Nacional de la Magistratura como su nombre lo indica es un colegiado de índole nacional cuyos integrantes ejercen el cargo para ejecutar las funciones a las que han sido encomendados y estos deben tener la característica de ser imparciales e independientes. Bajo esos preceptos es como fue concebido el CNM en la Constitución de 1979 y cuyo nombre se mantuvo en la de 1993, queriéndose restablecer su cualidad técnica que la había perdido por la politización y copamiento ejecutado entre 1985 y 1990, como lo hizo ver Lourdes Flores en su intervención sobre este asunto en el CCD en 1993.

Al CNM se le cambió su denominación a la de Junta Nacional de Justicia; la que de acuerdo con su nombre es la reunión de personas (junta) que dentro del ámbito nacional realizan funciones sobre justicia. Pero sus integrantes no administran justicia, solo nombran, ratifican y destituyen a los jueces y fiscales. Tan incorrecto es su nombre que no deberían estar inmersos en sus atribuciones la elección del jefe de la Oficina Nacional de Procesos Electorales y tampoco el del Registro Nacional de Identificación y Estado Civil, ya que esas instituciones son parte constitutiva de la organización electoral y bajo ese concepto deberían de depender del Jurado Nacional de Elecciones.

Leguía, Sánchez Cerro, Odría, Velasco, Fujimori y Vizcarra trataron en lo posible de adaptar a sus regímenes el manejo de la institución que determinaba el nombramiento de los que administraban justicia con el propósito que a futuro salvaguarden sus acciones. Leguía murió en la cárcel; Sánchez Cerro asesinado; Velasco murió dos años después de dejar el poder. Odría es tal vez el menos perseguido mientras que Fujimori tuvo que ser indultado y Vizcarra con varios procesos abiertos difícilmente se librará de la cárcel.

Hemos pasado por varios experimentos y hasta ahora el mejor resultado ha sido lo que estableció el artículo 222 de la Constitución de 1933, donde los miembros de la Corte Suprema y los Fiscales Supremos eran propuestos en una terna de diez candidatos presentado por el presidente de la república al Congreso, manteniendo el vínculo entre el Estado y el nombrado, esto podría aplicarse con la reinstauración de la bicameralidad, mientras que los vocales y fiscales superiores deberían pasar por el filtro de la JNJ.

Necesitamos una Junta o un Consejo de la magistratura que cumplan su mandato de acuerdo con la ley y realice su gestión con imparcialidad, aplicando a todo el mismo criterio sin sesgos ni favorecimientos bajo la finalidad que siempre se persigue: la imparcialidad. La crisis generada por los integrantes de la JNJ se debe a la defensa cómplice de todos sus miembros que permitió atornillarse a Inés Tello, vulnerando la Constitución, la ley y hasta la sanción que se les impuso a dos de sus integrantes por el Congreso. ¿Pretenden acaso ser Juez de jueces sin tener probidad y mucho menos dignidad?

(*) Excongresista

* La Dirección periodística no se responsabiliza por los artículos firmados

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