Opinión

La frase “vales un Perú”

Martín Valdivia Rodríguez

Resulta curioso que la frase “vales un Perú” sea más conocida en Argentina y España que en nuestro propio país. Denota la inconmensurable riqueza natural que tiene el Perú y que, desde hace más de 200 años, es extraída de nuestro suelo. Otras naciones que no tienen tantas bondades como el Perú —que posee un inmenso mar, tierras fértiles, impresionante flora y fauna, gastronomía envidiable, así como un legado histórico monumental de fama mundial—, han logrado el desarrollo en medio de muchas adversidades y padecimientos. Nosotros, no.

Estamos en el mes de la patria y qué mejor ocasión para reflexionar sobre estos temas. La expresión “vales un Perú” nos permite aquilatar lo que atesora nuestro país y que es digno de admiración desde que llegaron los españoles. Según la Real Academia Española, “vales un Perú” es sinónimo de “riqueza extraordinaria”.

En realidad, en el siglo XVI, cuando se creó la frase, “vales un Perú” era igual que “vales un Potosí”, pues aludía al oro de las minas de esa localidad boliviana, que en esos tiempos pertenecía al Virreinato del Perú. Ya en el siglo XVII, la expresión ingresa a la literatura y es utilizada incluso por Miguel de Cervantes Saavedra.

El poeta peruano José Santos Chocano, ya en inicios del siglo XX, escribió en su poema “Coloniaje”: “¡Vale un Perú! Y el oro corrió como una onda / ¡Vale un Perú! Y las naves lleváronse el metal… / pero quedó esta frase, magnífica y redonda / como una resonante medalla colonial”.

El oro y la plata fueron las primeras riquezas que el Perú pudo explotar y que lo convertían en país envidiable. Ahí está el cuarto lleno de oro que entregó Atahualpa a los españoles por su rescate que nunca se dio. En el siglo XVI, el oro y la plata que se extraían de América viajaban hacia España y servían en gran parte para pagar a los banqueros que habían financiado las expediciones al “nuevo continente”.

Luego surgieron el caucho, el guano y el salitre, como riquezas sobre las que se sostenía nuestra economía. Hoy, después de más de 200 años, vuelven a ser los metales, ya no tanto el oro y la plata, sino principalmente el cobre. Seguimos siendo un país primario exportador, de agricultura abandonada e industria incipiente, que depende principalmente de la extracción de sus recursos no renovables. Esto tiene que cambia para el bien de millones de peruanos. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.

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