Opinión

“La dama del desierto”

Hay muchos extranjeros que lucharon por el Perú, incluso ofrendando sus vidas, como lo hicieron José de San Martín (Argentina), Simón Bolívar (Venezuela), Lord Cochrane (Reino Unido) o Bernardo O’Higgins (Chile) en la guerra por la independencia. Pero esa contribución no solo se da en los episodios bélicos de la historia, sino también en otros campos, como el de la ciencia. Ahí tenemos a María Reiche, la arqueóloga y matemática que estudió las líneas de Nazca desde que las conoció hasta el final de sus días.

María Reiche nació el 15 de mayo de 1903 en Dresde, capital del estado de Sajonia, en el este de Alemania, colindante con Polonia y República Checa. Estudió matemáticas, física y geografía en la Universidad Técnica de Dresde y Hamburgo, en la que se graduó en 1928.

Llegó al Perú en 1932 para educar a los hijos del cónsul alemán en la ciudad de Cusco. Quedó impresionada por el esplendor y la belleza de los paisajes de la sierra, le encantó la alegría de los carnavales y, sobre todo, la hospitalidad y la sencillez de la gente del ande. En 1936 retornó a su país, pero un año después, a fines de 1937, volvió al Perú y nunca más regresaría a su ciudad natal, Dresde, que quedó destruida completamente por la Segunda Guerra Mundial.

Entonces decidió establecer su hogar en Lima, donde ofreció sus servicios como profesora de matemática, gimnasia, alemán e inglés. En el “Tearoom”, una cafetería de encuentro para extranjeros e intelectuales, conoció a Julio C. Tello —para quien ella traduciría su trabajo— y también al arqueólogo estadounidense Paul Kosok, que la llevaría a Nazca por primera vez en 1941. María Reiche inició una vida dedicada al estudio e investigación de las líneas de Nazca en 1946. Desde entonces, se convirtió en “la dama del desierto”, una mujer enamorada del misterio y el significado de las líneas de Nazca, a las que se dedicó a investigar y luchar por su preservación.

La moneda de 5 soles tiene en su anverso la figura del colibrí de las líneas de Nazca, como lo hizo recordar ayer el BCR en sus redes sociales a través de un mensaje en el que rememorar el natalicio de María Reiche. El Ministerio de Cultura, la Biblioteca Nacional del Perú, la Zona Arqueológica de Caral y otras instituciones y personalidades, incluso de Alemania y otros países, también la recordaron.

El presidente Alejandro Toledo contó que una vez le pidió a su “amigo” Mark Zuckerberg que decodifique las líneas de Nazca, menospreciando así el trabajo que realizó María Reiche durante 40 años. El valioso legado de esta mujer debe ser mejor reconocido y más valorado por nuestras generaciones. Porque lo que digo y escribo siempre lo firmo.

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