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En el Perú, todo el mundo sabe lo que significa el “Jirón Azángaro”. Efectivamente, el “Jirón Azángaro” es el más grande centro de falsificación de documentos a nivel nacional: carnets de extranjería, pasaportes, brevetes, certificados de vacunación y demás… todo falso. Y entre los demás destacan nítidamente dos:
(1) títulos académicos (2) certificados de trabajo.
Todo, tal cual los documentos originales, solo que falsos. Bueno, pues, resulta que el Estado está atiborrado de funcionarios cuyas hojas de vida están embarradas con miles y miles de títulos académicos y certificados de trabajo falsos. Es increíble.
Todas las ingenierías, todas las abogacías, todas las especialidades médicas, periodismo de investigación o farandulero, todas las especialidades magisteriales, policía de investigación o de seguridad… el “Jirón Azángaro” otorga diplomas y títulos académicos para todo el mundo, sin tener que demostrar conocimiento alguno. Ahora bien, “Azángaro” es para los que pican alto. En realidad, no tiene sentido ir al “Jirón Azángaro” para títulos de universidades bamba, las cuales existen por montones, incluso algunas licenciadas por SUNEDU.
Dicho sea de paso, varias universidades bamba son de propiedad de políticos en actividad. Ahora bien, la madre del cordero de todo este desmadre falsificador es el propio Estado. Eso de equiparar títulos académicos por categoría – bachilleratos, maestrías o doctorados – independientemente de la institución que los otorga, lo dice todo. En realidad, semejante aberración proviene de aquellos políticos mafiosos, dueños de universidades bamba, verdaderos estafadores de la juventud peruana. Propuestas de solución: Validar los títulos académicos y certificados de trabajo de TODOS los funcionarios públicos: presidentes de la República, ministros de Estado, gobernadores y consejeros regionales, alcaldes y regidores, jueces y fiscales, congresistas y demás.
Es cuestión de llamar a la universidad o institución referida en los Títulos o Certificados, y punto. Bueno, pues, apuesto doble contra sencillo a que la respuesta más frecuente y recurrente sería más o menos así: “dicha persona nunca estudió o trabajó en nuestra universidad o institución”. En el Gobierno Regional de Ica, en el período 2015/2018 que me tocó presidir, validamos los títulos académicos y certificados de trabajo del personal de la institución, y los resultados fueron asombrosos. Cientos de “profesionales Azángaro” fueron descubiertos y destituidos de sus cargos, en cuestión de pocas semanas. ¿Por qué ninguna institución pública procede de la misma manera, sabiendo que muchos títulos académicos o certificados de trabajo podrían provenir del “Jirón Azángaro”? Claramente, porque hay gato encerrado.
Asimismo, ¿por qué, en vez de acreditar capacidades y conocimientos con papeles o cartones, no se implementa un sistema de evaluación especializado, diseñado para medir aprendizajes y capacidades, en todas las disciplinas del conocimiento humano, tal como existe en los países más desarrollados del mundo? ¡Cuántos ampayes saldrían por los aires! ¡Cuántos funcionarios habrían comprado sus títulos académicos! Conclusión: La validación de títulos académicos y certificados de trabajo, más la evaluación de conocimientos y capacidades, pondría sobre el tapete de manera objetiva y rápida, lo que podríamos denominar “la corrupción estatal en flagrancia”. Un descarado vicio estatal, que todo el mundo conoce, pero que nadie se atreve a enfrentar.
(*) Exgobernador regional de Ica