Política

José Luna denuncia que “300 mil ollas comunes siguen abandonadas”

Municipios distritales aún no empadronan a beneficiarios y el Midis no puede enviar alimentos

Los beneficiarios de 300 mil ollitas comunes están a punto de quedar en el desamparo ante la lentitud de las municipalidades distritales, que aún no han realizado el correspondiente empadronamiento según lo ordena la Ley 31458, reveló el congresista José Luna Gálvez.

“Es una prueba más de la indolencia de la burocracia enclavada en las municipalidades distritales a las que se les encargó registrar a las ‘ollitas comunes’. La indolencia se pone una más de manifiesto ante el hambre y las necesidades de pobladores. Eso es detestable”, sentenció el legislador. Sin dicho registro, el Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (Midis) no podrá enviarles los alimentos ni organizarlos, como lo indica la ley promulgada el pasado 10 de junio.

SE HAN MULTIPLICADO

“A este paso, quién sabe si aún en agosto puedan recién distribuirse los víveres porque sin ello el Midis no puede enviarles nada”, reiteró Luna Gálvez, añadiendo que esas ollitas ahora se están multiplicando porque los precios de los alimentos de primera necesidad se han disparado y al poblador común y corriente no les alcanza lo que ganan con sus trabajos generalmente informales.

Según la información del Midis, serian unas 300 mil ollitas comunes que se han establecido durante la pandemia porque hasta los comedores populares dejaron de recibir sus raciones.

“Hasta ahora no vienen los empadronadores de la municipalidad. Y ya no nos alcanza para preparar el almuerzo, pues todo ha subido. Hasta en los mercados cada vez nos donan menos”, sostuvo Rosa Pérez, coordinadora de la ollita común “Madres Luchadoras” de la cuarta zona de Collique, Comas.

Similar situación viven casi 500 ollitas comunes de San Juan de Lurigancho, que tampoco han sido empadronadas. Ocurre lo mismo en Comas, San Martin de Porres y el Rimac.

CON CUPONES O TARJETAS

Las municipalidades pueden implementar el uso de tarjetas, cupones y otros para que los usuarios retiren los alimentos. “Eso, por lo contrario, convertirá la repartición de alimentos en tarea lenta y engorrosa, que sólo las perjudicarán. El hambre no espera”, agregó José Luna Gálvez, propulsor del necesario presupuesto estatal para las ollitas comunes.

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