Opinión

Gobierno impone funcionarios sin experiencia en el IPD

Por: Tito Ponte Silvera

En la columna anterior hicimos una sugerencia explícita al nuevo jefe del Instituto Peruano del Deporte, pero parece que tardó muy poco en tomar las peores decisiones. La semana pasada le advertimos al señor Máximo Enrique Pérez Zevallos que si no se rodeaba de las personas más capacitadas y con experiencia en la dirigencia deportiva, su destino sería el fracaso y su salida por la puerta trasera, incluso cuestionado y manchado como ocurrió con sus predecesores.

En menos de quince días dos gerentes generales del IPD renunciaron a sus funciones, debido al rechazo por las imposiciones de funcionarios sin experiencia, capacidad e incluso sin conocimientos en el deporte para ocupar puestos claves dentro de la entidad deportiva. Primero fue el licenciado Christian De La Torre y, posteriormente, hace pocas horas nada más, el también licenciado y ex jefe del IPD Loreto, Mario Ríos. Ambos decidieron dar un paso al costado porque el presidente Pérez Zevallos argumentó que las personas elegidas para los cargos “venían de arriba”, dejando en evidencia que la imposición vendría directamente desde el ministerio de educación, un hecho que sin duda es repudiable.

Tanto De La Torre como Ríos son dos profesionales con experiencias incuestionables dentro de la dirigencia deportiva. Sin duda, la renuncia de ambos es entendible: ninguno de los dos están dispuestos a manchar su hoja de vida, tampoco a trabajar con un equipo sin capacidad ni instrucción en la materia, y mucho menos priorizan el sueldo, a un proyecto que pueda aportarle al sistema deportivo nacional. Sus renuncias no hacen más que demostrar que el abuso de poder y la inoperancia son una herencia en la oficina de presidencia del Instituto Peruano del Deporte.

Es urgente que el mismo presidente de la República o el propio primer ministro sean informados de lo que viene ocurriendo. Es importante que el jefe de Estado, Pedro Castillo, sepa que el ministerio de educación no puede tener al IPD como una entidad para pagar favores y sueldos exagerados. Es urgente que el señor Máximo Pérez Zevallos sepa que acatar acciones como estas lo llevarán al fracaso, y lo señalarán como cómplice del desastre que le puede ocasionar al sistema deportivo nacional. El IPD no es una chacra, el IPD es una entidad que debe ser respetada como una institución que impulsa uno de los ámbitos más beneficiosos para el desarrollo humano de nuestra nación.

(*) La empresa no se responsabiliza por los artículos firmados.

 

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