A veces me resulta difícil escribir desde mi comodidad, cuando en los lugares agrestes, muchos educadores se juegan la vida por los estudiantes. La maestra rural, Gloria Machuca, es una de ellas. En su caminar pedagógico, se resbaló y fracturada, sobrevivió ocho días, en un acantilado del distrito de Ámbar, provincia de Huaura en Lima, gracias a su resiliencia y coraje. De lo que sabemos, la maestra Gloria, tras ejecutar sus clases en la escuela rural Fundo Paracas, de vuelta al distrito de Ámbar, cayó en un abismo de aproximadamente dieciocho metros. Se fracturó las extremidades inferiores y las costillas que la inmovilizaron y sobrevivió con dos barritas de chocolate, una bolsa de suero, queso, agua del río y una auténtica fe en la vida.
Controlando a su desesperación, dolor y miedo, usó la tabla de picar y escribió esta frase de auxilio, demostrando su formidable serenidad que transmiten los educadores a los estudiantes: “Auxilio…bajé de Paracas, me caí y me perdí, ayer dormí en el monte, …no puedo caminar …”. El domingo 7 de abril, fue rescatada.
Más allá de la tablita, su voluntad de vivir, su amor a sus seres queridos y a sus discípulos la mantuvo viva. Su extraordinaria resiliencia la impulsó a enfrentar el padecimiento, el miedo a las noches oscuras y a la incertidumbre bajo el gélido aguacero. Ante estas dificultades, evidenció que el espíritu humano puede superar los obstáculos más difíciles de nuestro destino.
Sin embargo, ante esta dura experiencia, asombrosamente, tanto el Gobierno como el Ministerio de Educación no se han pronunciado hasta el momento. ¿Acaso la actitud de estas autoridades, demuestran su desinterés y ninguneo por las docentes rurales y por los estudiantes que habitan en las zonas inhóspitas del Perú?
Por otro lado, para no repetir esta difícil experiencia, es urgente que el Estado conecte con carreteras todas las escuelas rurales del país. De este modo, contribuirá al progreso socioeconómico de las zonas rurales, mediante su mayor integración en la economía y facilitará la participación de los padres en la formación de sus hijos.
Asimismo, conectar todas las escuelas rurales a través de la internet es esencial para promover la cooperación entre los docentes, estudiantes rurales y comunidad. Esto les brindará la oportunidad de recibir recursos educativos en línea, participar en actividades virtuales y compartir experiencias con otros colegas del planeta.
Gloria Machuca nos inspira a todos. Su amor por la vida es un clamor por un mundo más equitativo y conectado. Las autoridades deben interconectar a las escuelas para lograr el desarrollo sostenido de todos los estudiantes.
(*) Escritor peruano, columnista pedagógico, profesor universitario y creador del ABDIVCP.
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