Opinión

Fútbol, indignación y vergüenza

Por: Víctor A. García Belaunde

Los días previos al encuentro futbolístico entre Argentina y Perú nos tomó de sorpresa cuando diferentes medios de comunicación informaban que hinchas peruanos se agruparon frente al hotel donde se concentraba la selección de Argentina para alentarla, entonando cánticos de triunfo dedicado a los extranjeros contra los nuestros, y esperando que el capitán argentino le haga goles a nuestra selección.

Es cierto que Lionel Messi es el mejor jugador del mundo en la actualidad; pero la vergonzosa situación de peruanos alentando al equipo rival no es equiparable a situaciones similares como cuando nuestra selección se enfrentó contra los brasileños siendo capitaneados por el rey del futbol Edson Arantes do Nascimento “Pele”, o cuando vino la selección argentina con el mismísimo Diego Armando Maradona en las eliminatorias para México 86; los peruanos de esa época conociendo el talento de Pelé como el de Maradona, no hubo alguno que saliera a alentarlos, a desear que hagan goles a su propia selección.

La televisión argentina emitió imágenes de jóvenes peruanos y padres llevando a sus hijos, que a las afueras del Estadio Nacional alentaban a los jugadores argentinos sin interesarles lo que opinen los propios peruanos. Lo peor vino después: en las postrimerías del encuentro de Perú con Argentina entraron más de 4 hinchas peruanos que intentaron o tomarse una foto o al menos saludar a Messi. Esto podría ser anecdótico si los hechos hubiesen ocurrido cuando estaba por iniciarse el encuentro, pero no cuando justamente Messi hizo dos goles al arco de nuestra selección, bajo la algarabía de muchos hinchas peruanos que lucían camisetas de Argentina, o camisetas peruanas con el nombre de Messi.

La invasión de los extraños al gramado del Estadio Nacional fue tan sorpresiva que ni la policía actuó inmediatamente sino el comando técnico de nuestra selección, y a quien se le veía realmente ofuscado era al arquero peruano Gallese que indignado les reclamaba a los hinchas por lo que estos estaban haciendo, llegando a quitarle a uno de ellos el teléfono con el que pretendió tomarse una foto con el capitán argentino. La reacción del público era de apoyo a los irruptores y pifiaron a la policía cuando actuaron para poner orden en el campo.

La principal consecuencia de esto será la sanción que imponga la CONMEBOL al Perú en los futuros encuentros que nos faltan como locales y nuestro primer escenario deportivo ha demostrado que no ofrece garantías de seguridad. Esto es lo que no pensaron aquellos que invadieron el campo deportivo.

Lo otro y tal vez sea lo más doloroso, es el haber espectado algo denigrante en donde por agradar al extranjero se desprecia a nuestra propia representación nacional, presentándonos como si no tuviéramos identidad.

Esto no es de ahora, es algo que se viene cultivando de muy atrás, un ejemplo es el uso de Nicanor Molinare (historiador chileno) para sustentar la muerte de Leoncio Prado como si él hubiese mandado su ejecución; dejando de lado la versión peruana, realista y certera de Abelardo Gamarra. Los que usan a Molinare dándole elogios y lo elevan como cumbre de la historia, saben que el chileno denuesta de Francisco Bolognesi, llenándolo de adjetivos y vituperando su sacrificio.

Lo sucedido el martes 17 es una muestra de cómo una parte de nuestra sociedad carece de valores, de civismo y hasta por qué no decirlo, de patriotismo. Por eso, la actitud de Pedro Gallese ha sido tomada -por muchos- como un gesto de dignidad, y como él mismo ha manifestado “le faltaron el respeto a nuestros colores”. Un espectáculo deportivo ha servido para exponernos, desgraciadamente esta exposición al mundo ha sido de lo más negativo.

(*) Excongresista

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