Opinión

Fraude en las elecciones de 1962

Por: Víctor A. García Belaunde

El 10 de junio de 1962 se llevaron a cabo las elecciones generales en el Perú, se presentaron como candidatos presidenciales Víctor Raúl Haya de la Torre, Fernando Belaunde Terry, Manuel Odría, Héctor Cornejo Chávez, Cesar Pando, Luciano Castillo y Alberto Ruíz Eldredge.

Manuel Prado gobernaba el Perú y el partido que lo llevó al poder el Movimiento Democrático Peruano cogobernaba con el partido Aprista, a esto se le llamó “la convivencia”, y el gobierno parecía ofrecer a su aliado todas las ventajas para que lo suceda, como ocurrió en 1939 cuando Benavides fue sucedido por Prado.

La demora por parte del Jurado Nacional de Elecciones en brindar los resultados, las denuncias realizadas por la prensa sobre fraude se hicieron más notorias cuando se determinó que hubo entrega de libretas electorales a menores de edad en locales del Apra y del MDP, por eso se solicitó a las FFAA que verifiquen la autenticidad de las libretas militares que sirvieron para expedirse las libretas electorales en cuestión, concluyéndose que el 40% eran falsas. A esto se sumó la desorganización del registro electoral; designaron registradores ad-hoc; inscribieron analfabetos y menores; entregaron libretas electorales con números idénticos a ciudadanos diferentes; intervinieron los subprefectos y gobernadores favoreciendo a determinados candidatos y se permitió la coacción; soborno al electorado campesino y el JNE rechazó impugnaciones documentadas pretextando ser extemporáneas, pero si las aceptaban cuando favorecían a los intereses del gobierno. Esto último nos recuerda lo sucedido en 2021.

En 1962 estábamos bajo el régimen de la Constitución de 1933 que exigía que el ganador deba pasar el tercio de los votos emitidos (33.33%), de lo contrario era el Congreso quien debería elegir al gobernante entre los tres candidatos que obtuvieron la más alta votación al no contemplarse como hoy en día una segunda vuelta electoral. Los resultados oficiales se conocieron casi a dos meses de realizadas las elecciones, dando a Haya de La Torre el 32.9%, Fernando Belaunde con 32.1% y Manuel Odría con 28.4%.

Acción Popular y Fernando Belaunde denunciaron el fraude, y Belaunde esperó en Arequipa el resultado de su denuncia ya que se debía convocar a nuevas elecciones en algunas circunscripciones donde se había comprobado las irregularidades, pero el JNE no hizo nada para resolver el resultado indebido.

Haya de la Torre supo que las FFAA lo habían vetado y por eso intenta entablar negociaciones con Belaunde quien no las aceptó porque conocía por la historia reciente de los resultados de ese tipo de acuerdos que terminaron con el gobierno de José Luis Bustamante; y también como fue “la convivencia” con Prado. Por eso Haya decide pactar con Odría y unirse a su más encarnizado persecutor, acción que le valiera la deserción de muchísimos de sus militantes; a esto Belaunde llamó la confirmación del pacto entre “víctimas y victimarios”.

Ante la elección irregular de Haya, la denuncia del ministerio público y el JNE que demoraba la entrega de los resultados oficiales ayudando al candidato del gobierno; las FFAA derrocan al presidente Prado el 18/7/1962 y anulan las elecciones. Al año siguiente en 1963 se presentaron los mismos candidatos y Belaunde obtuvo el 39.1% venciendo ampliamente a Haya que obtuvo el 34.4% y Odría el 25.5%. Esta diferencia porcentual es la prueba contundente del fraude orquestado en 1962.

Acción Popular y Belaunde no fueron cómplices del quiebre del Estado de derecho en 1962. Los responsables fueron el gobierno y sus aliados que utilizando la legislación electoral modificada a su antojo sirvió de instrumento de manipulación, co- locando a sus allegados dentro de JNE: Raúl Gómez de la Torre, ministro de Prado; Alberto Ferreyros director de informaciones de palacio; Rodolfo Gálvez Souza, ex diputado pradista, y Abraham Vizcarra Rosas militante del partido aprista. Todo esto no es una lágrima, ¡es la verdadera expresión del fraude!

(*) Excongresista

* La Dirección periodística no se responsabiliza por los artículos firmados

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