Entre huaycos e impunidad
A raíz de los devastadores efectos de los recientes huaycos generados por el ciclón Yaku, principalmente en el norte del país y en zonas de la región Lima, el actual alcalde de Lima, Rafael López Aliaga, habría criticado severamente a la Autoridad para la Reconstrucción con Cambios (RCC), al extremo inclusive de definirla como un “mecanismo para chorear”.
La RCC fue creada a través del Artículo 3.1 de la Ley N° 30556, de fecha 25 de abril de 2017, como una entidad adscrita a la Presidencia del Consejo de Ministros (PCM), de carácter excepcional y temporal, encargada de liderar e implementar el Plan Integral para la rehabilitación, reposición, reconstrucción y construcción de la infraestructura de uso público de calidad, con enfoque de gestión del riesgo de desastres.
Pero tal Autoridad de Reconstrucción con Cambios no afrontó un fenómeno geográfico nuevo o novedoso en el país, pues es en realidad un intento infructuoso más hasta el momento, diseñado centralmente para enfrentar los desastres naturales en el país, que se encarnan en las figuras de los huaycos, que se originan por las lluvias torrenciales que, en cierta forma regular, acontecen en nuestro territorio nacional, y que no vienen a ser sino la activación de las quebradas, que arrasan con todo lo que encuentran en su trayecto, causando graves daños materiales y personales.
La falta de resultados en la tarea de prevención de desastres naturales es evidente, y no puede quedar sin la correspondiente sanción, pues el dinero del Estado es, por excelencia, de todos los peruanos.
Sin embargo, ello no se reduce a la RCC, sino que se proyecta hacia atrás, en el tiempo, y en donde la variable o el factor de la corrupción explicaría tanto la incapacidad como la ineficiencia en la gestión pública especificada en la prevención no de las lluvias intensas que originan la activación de las quebradas por cierto, sino de los daños, de los desastres causados en los bienes materiales y en las personas.
No se trata de huracanes o tornados, como sucede en el hemisferio norte por ejemplo, sino de lluvias que originan huaycos, y éstos sí pueden ser encauzados, como sucede en otros países. De allí la indignación y las voces que claman justicia. La impunidad sería de larga data. En ese sentido, es tiempo ya de reivindicar el país por el bien común.
(*) Analista político
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