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Emprendimiento de helados de sangrecita de cuy crece gracias al apoyo técnico de Foncodes

Novedoso y nutritivo producto permite adquirir ganancias rápidas para ahorrar e invertir en la elaboración de otros derivados lácteos en las alturas de Lima

Alejandra Collazos (57), Analy Espada (23) y Johana Collazos (48) son primas y pioneras del helado de sangrecita de cuy en Cochamarca, provincia de Oyón (Lima); producto nutritivo que logró ser finalista en un concurso convocado por el programa Foncodes del Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (Midis).

Este hecho permitió que sus creadoras reciban apoyo técnico del proyecto Haku Wiñay para fortalecer sus capacidades, recibir una inyección de capital y lograr que su emprendimiento de derivados lácteos crezca en ventas.

Con inventiva idearon la manera de refrescar nutritivamente el paladar de sus paisanos y crearon una receta con sangrecita de cuy, leche de vaca, azúcar y frutas, que luego de un proceso de licuado y refrigerado se convierte en deliciosos helados de chocolate, durazno y menta.

Gracias a la intervención del proyecto Haku Wiñay del programa Foncodes accedieron al apoyo técnico y económico para la compra de congeladoras, batidora, licuadora, ollas, cocina, prensa de queso, mesa de aluminio y otros activos que les ha servido para impulsar su emprendimiento en la elaboración de yogurt, quesos, mantequilla y manjar blanco.

“Nosotras empezamos vendiendo en nuestra tierra, Cochamarca. Con el apoyo de Haku Wiñay ahora repartimos nuestros helados en los caseríos del valle de Quilca, al pueblo de Colcapampa. Vamos cuando juegan fútbol y hay festividades, allí vendemos nuestro yogurt y helado”, menciona Alejandra.

Alejandra y sus socias se sienten satisfechas por la acogida que tiene su producto estrella: un  helado fortalecido en hierro. Este producto novedoso les permite adquirir ganancias rápidas para ahorrar e invertir en la elaboración de otros derivados lácteos.

La nutritiva receta las ha convertido en un símbolo en su natal Cochamarca, desde donde proyectan  iniciar la masificación de su producción en el resto del país y así lograr la autonomía económica para sus hogares.

“Estamos felices porque hemos duplicado nuestras ganancias. Al principio parecía difícil pero con la guía del programa Haku Wiñay de Foncodes, pudimos lograrlo”, afirma la entusiasta Alejandra junto a Analy y Johana.

El esfuerzo, la perseverancia y las ideas innovadoras han hecho de estas tres mujeres emprendedoras un verdadero ejemplo a seguir en su pueblo.

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